La desgarradora imagen del Cristo conmueve al barrio de Araceli

La desgarradora imagen del Cristo conmueve al barrio de Araceli

José Luis Laynez
01:00 • 02 abr. 2012
Tras cuatro meses sin caer una gota en Almería, tuvo que ser precisamente el Sábado de Pasión el día que se decidieron las nubes a dejar caer su líquido elemento sobre la ciudad. La comida resultó ligeramente pasada por agua y la tarde estuvo que si sí, que si no, con arco iris incluido. Pero al caer la noche, la llovizna desapareció y la prehermandad del Santísimo Cristo del Camino de Araceli pudo salir sin sobresaltos a las calles de la barriada.

Eran las 9’40 en punto de la noche cuando las cortinas exteriores de la carpa se abrieron de par en par. Todo el barrio se había concentrado en la plaza Virgen de Gádor para ser testigos directos, un año más, de la salida de la Sagrada Imagen.

La noche había quedado ideal para la procesión. Fresquita, sin viento y ya sin amenaza de lluvia. Los 56 nazarenos fueron ganando la plaza, con su imponente depósito de agua en medio, totalmente abarrotada de gente.

Mientras, en el interior de la carpa, el Cristo del Camino realizaba lentamente la revirá, para mirar a sus devotos que lo esperaban en el exterior. Los capataces, Pablo García Cañadas y el pequeño Andrés Rodríguez, de tan sólo 7 años, cursaban las oportunas órdenes a los 30 costaleros que calza el paso. Diez más esperaban impacientemente un relevo que les diese oportunidad de cargar sobre sus hombros a ‘su’ Cristo del Camino.

Importantes novedades presen-taba este año la prehermandad. Dos en lo referente al paso: el monte a los pies del Cristo, elaborado con corcho blanco coloreado y forrado de hiedra; y los cuatro hachones que custodiaban lateralmente la Imagen.

También resultaban novedosas la bacalá, el estandarte corporativo, varios báculos, el incensario y un Libro de Reglas. Todos fueron apareciendo lenta y parsimoniosamente en la plaza Virgen de Gádor que, a estas horas de la noche, casi las 10, se hallaba abarrotada de vecinos de la barriada de Araceli.

Primera levantá
Cuando llegó a la puerta de la carpa, el paso se detuvo. La expectación entre los devotos era grande y todos querían ver ya a ‘su’ Cristo del Camino por las angostas y zigzagueantes calles de la barriada. Pero aún quedaba un último protocolo por cumplir: ordenar la primera levantá de la procesión, honor que cupo al concejal de Participación Ciudadana Juan José Segura. Ya sin más preámbulos, el Señor de Araceli salió a las calles de la colonia. La noche ya cerrada se presentaba extraordinaria para procesionar. El pabilero, Jesús Navas, poco trabajo iba a tener. El hermano mayor, Ernesto Fajardo, sudaba a gota gorda “pero de los nervios, no del calor”, nos comen-taba con la Sagrada Imagen ya en las calles.

Aún dio tiempo, antes de iniciar el recorrido, a que un coro de matrimonios de la prehermandad entonase un cántico al Cristo; y a que el Niño de las Cuevas rasgase la plácida noche con el quejío de una saeta. Y Cristo enfiló las calles del barrio de Araceli...






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