“Me gustaría que me recordaran como una buena persona que siempre intentó ayudar a los demás, especialmente a los más jóvenes”, dice el profesor e historiador Fran Martín Milán al final de esta conversación. Una vocación de servicio que late en el Encuentro de Testimonios de la Guerra Civil, que acaba de cerrar su undécima edición en el IES Turaniana de Roquetas, donde imparte clase.
Once años en los que, junto a sus estudiantes, ha rescatado unos 300 testimonios orales de supervivientes del conflicto fratricida. Su labor de investigación se recoge además en varios libros: el último es ‘Me verás cruzar el Ebro’ (Círculo Rojo), que presenta el viernes 24 en Serón (Casa de la Cultura, 18.30 horas). Y en la tarde del sábado 11 de marzo hará lo propio en el salón de plenos del Ayuntamiento de Padules.
¿Quién es el protagonista de esta obra?
Nicolás López López, el último soldado de Serón y uno de los últimos supervivientes de la Batalla del Ebro. Antes de su último viaje quiso contar su tremenda historia. Y, ante todo, fue un excelente ser humano, ejemplo de vida.
¿Qué podemos aprender hoy de cómo vivió?
De sobrevivir adaptándose siempre a todas las circunstancias vitales posibles, habidas y por haber, para seguir manteniendo lo más preciado: la propia existencia. No se sentía orgulloso de la violencia ni tan siquiera de las víctimas enemigas: su humanidad en tiempos de guerra destaca por encima de la figura del soldado.
Presentará el libro en Serón, tierra de Nicolás López. ¿Qué espera del acto?
Supone el regreso del soldado de la República al pueblo donde vio la luz primera. Que sus paisanos conozcan la historia de uno de los suyos, que sean acreedores de esta historia, pues en parte es también historia de Serón. Será la primera de una serie de presentaciones por toda la geografía española, allá por donde combatió Nicolás en la Guerra Civil.
‘Me verás cruzar el Ebro’ cuenta con un epílogo firmado por Marta Rodríguez, durante muchos años periodista de este diario y hoy maestra.
A Marta le tocó contar al mundo el deceso de Nicolás. Lo hizo como siempre, guardando espacio para su memoria y siempre le estaré agradecido. Debía ser ella la que cerrase con sus palabras esta publicación.
Trabaja ya en un artículo sobre otro centenario aún vivo, Diego Fernández Contreras, de Sorbas.
Es uno de los últimos soldados de la guerra de España que aún vive para contarlo, y encima es almeriense. Estoy investigando su contexto histórico, así que pronto habrá más noticias.
¿Cómo y por qué se decidió a rescatar estas historias?
De forma casual: gracias al trabajo de investigación de mis alumnos realizando entrevistas en vídeo, hace ya 11 años, me vi inmerso en un gran número de historias de vida de la guerra.
Acaba de cerrar los Encuentros de Testimonios, y van once ediciones. ¿Esperaba llegar tan lejos?
No, jamás imaginé que llegaríamos hasta aquí. Ha sido posible gracias a la ilusión de generación tras generación de alumnos que siempre, año tras año, me dan la fuerza para seguir.
¿Le sorprende el compromiso de sus estudiantes con esta propuesta?
Me sorprende, me ilusiona y me apasiona a la vez: ya pienso en la próxima edición.
Al escuchar a los mayores, ¿qué les impresiona más?
Las palabras en primera persona resultan muy motivadoras para los jóvenes: con ellas se trasladan a aquel pasado trágico y conocen de primera mano las circunstancias vitales de personas cercanas a su entorno.
¿Y cómo perciben conflictos como los de Siria o Ucrania?
Con mucha sensibilidad, más cuando tenemos refugiados de esas guerras en el mismo centro educativo que narran sus experiencias. La enseñanza directa de personas que los han vivido siempre abre el corazón y las conciencias.
En redes sociales han llegado a decirle que adoctrina en las aulas. ¿Ha tenido algún problema con alumnos, padres o profesores por hablar en clase de memoria histórica?
Jamás, ni uno solo a lo largo en más de una década de andadura. Las redes sociales trasladan la cultura popular, “todos saben de todo” y quieren ver lo que no es. A veces, parecen la barra de un bar.
¿Qué piensa cuando escucha que la memoria histórica solo sirve para reabrir heridas?
Me provoca dolor por todas las familias que no han podido despedirse de sus seres queridos y que aún no saben ni dónde están. Intento ayudar a muchas familias a buscar sus rastros documentales en los archivos. A palabras necias…
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