“Montar una obra y dirigirla es lo que más feliz me hace”

En un aeropuerto, entre vuelos, la vida nos ha dado la oportunidad de charlar. Me ha pedido veinte minutos más sobre la hora prevista porque allí, sentado en un rincón del aeropuerto, ha terminado de redondear una composición. De sonrisa amplísima y humildad sincera, Daahoud habla sin ser conocedor de lo excepcional de su talento. Dirige, compone, interpreta, hace cine. Mirar sus actuaciones en Instagram impresiona. Parece no tener techo pero él solo se plantea seguir “pa´lante”, repite con su acento sevillano y un sentido del humor contagioso. Es sin duda un genio, y Almería y el mundo ya lo saben.

¿En qué anda ahora?

Toqué el día 16 con mi grupo de jazz en Chipre, donde hemos aprovechado para pasar unos días. Ahora estoy sobre todo componiendo, especialmente de clásico. Acabo de terminar una obra para piano solo que tocará el 1 de noviembre Juan Pérez Floristán, que es un pianista de lo más potente que hay ahora mismo en España. Estaba acabando ahora de rehacer una versión nueva de un concierto que tengo para saxo y orquesta en diciembre en el congreso internacional de saxo que se hace cada cuatro años en lugares diferentes del mundo, y este año ha tocado en Las Palmas de Gran Canaria.

¿En qué género musical se siente más cómodo?

Clásico y jazz son los dos que yo más he mamado, pero independientemente del género,  cuando compongo y después estoy con el ensemble montando esa obra o dirigiéndola, eso es lo que más feliz me hace y donde más a gusto estoy.

¿Cuál ha sido el sitio más impactante en el que ha tocado?

Se me ocurren varios pero depende. Imponerme, decir “madre mía voy a tocar aquí”, en enero cuando toqué en el Lincoln Center de Nueva York, eso me dio respeto, fue algo que ni buscamos, (que es cuando me han pasado las mejores cosas); también cuando toqué un recital en el Palau de la Música de Barcelona. Como sitio especial rarísimo La Cueva de los Verdes en Lanzarote, está como a sesenta metros bajo tierra ,es impresionante estar allí y ver esa arquitectura natural rarísima, me encanta.

A menudo con un grupo de jazz pasa que al final cuando más a gusto se está es tocando en un bar chiquitito o algo así, como que la gente está cerca, se crea un ambiente que es mucho mejor que un teatro.

¿Qué le da vértigo?

Me he sentido de vez en cuando como si las cosas se me escaparan de las manos, cosas que no esperaba que fueran a funcionar tan bien tan pronto, pero no me da vértigo. Lo que me da es un poco síndrome del impostor, pensar “esto está pasando y no lo voy a rechazar”, alguien me habría hecho vudú del bueno porque no es normal. Me está pasando mucho a la hora de componer clásico que me están llegando cosas que yo no me habría imaginado nunca. Con el quinteto de jazz también me pasan cosas así, como lo del Lincoln Center. 

A veces las cosas se precipitan.

Justo el año que empezamos a tocar hicimos una gira por España en condiciones muy precarias en todos los sentidos, hicimos diez conciertos que fueron prácticamente los primeros y lo siguiente ya fue el festival de Getxo donde nos dieron cuatro premios, luego tocando en Polonia…de vez en cuando siento un poco que las cosas van más rápidas que yo.

¿De quién es fan total? Un referente

Me enamoro más de obras de gente que del personaje entero. Creo que no conozco a nadie de quien me guste todo.  En cine me encanta Gaspar Noé, en literatura Saramago me gusta mucho, Borges también . En música Ravel, no me lo puedo quitar de la cabeza, creo que no hay casi nada que yo haga que no tenga un ramalazo sin querer de él, me viene, pienso “aquí estoy burdamente imitando a Ravel en algo” (risas), en jazz el cuarteto de John Coltrane es una institución, un sonido que me atrapa mucho, y un pianista que me parece exagerado es Gonzalo Rubalcaba que ya después de él no sé si queda algo por hacer.