El viaje poético de Zaira Montes a través de un desierto geográfico y emocional

La actriz de Cabo de Gata presenta en Picasso su primer poemario, ‘Penúltimo desierto’

La actriz Zaira Montes junto a su primer poemario, ‘Penúltimo desierto’, que presenta este martes en la Librería Picasso de Almería.
La actriz Zaira Montes junto a su primer poemario, ‘Penúltimo desierto’, que presenta este martes en la Librería Picasso de Almería.
Evaristo Martínez
21:30 • 27 nov. 2023

El desierto como espacio geográfico, como territorio emocional. Yermo a primera vista, fértil para la creación cuando se horada la tierra. El desierto como paisaje, como símbolo: lorquiano, crudo, luminoso, esperanzador. El desierto como un jirón de la piel de una mujer en crisis, como el mapa del tesoro que guía hacia la sanación. El desierto como inspiración poética de una actriz que decide ofrecer a los demás una cara de sí misma que solo ella conocía.



Zaira Montes (Cabo de Gata, 1981) lleva años escribiendo, pero nunca se había atrevido a publicar. Lo hace ahora, mostrándose a través de los cincuenta poemas de ‘Penúltimo desierto’ (Soldesol). Una obra que presenta este martes 28 de noviembre a las 19 horas en la Librería Picasso. Estará acompañada de su editora, Sol Ravassa, y la actriz gaditana Consuelo Trujillo.



El libro ve ahora la luz gracias a un capricho del azar, de la buena mala suerte. O de cómo una oportunidad que no llegó a ser hizo brotar una flor en el desierto. “Sergio Lardiez, un fotógrafo amigo, hizo el año pasado una residencia en La Jacaranda, en Níjar. Me dijo que este año buscaban proyectos relacionados con el concepto de desierto como lugar geográfico y emocional. Me encerré y trabajé en un poemario con el desierto y su contexto como núcleo. De unos cien proyectos, el mío fue uno de los escogidos. Pero la residencia eran tres semanas de septiembre y me coincidían con funciones, así que tuve que renunciar”, recuerda Montes, ganadora del premio de la Unión de Actores y Actrices 2023 a la mejor secundaria por su papel de Martirio en ‘La casa de Bernarda Alba’.



Una vez superado “el bajón” llegó el impulso. “Decidí que lo haría por mi cuenta. Me parece muy simbólico que la propulsión naciera de Níjar, zona que tiene mucho significado para mí. De no haber sido por esto, quizás no habría visto la luz”, cuenta en charla con LA VOZ.



Así nació ‘Penúltimo desierto’, 50 poemas (con espacio para la prosa poética) nacidos durante el pasado verano en Cabo de Gata. “Solo hay uno que escribí antes, en el confinamiento, y lo quise rescatar porque habla de ese atrevimiento de mostrarte tal y como eres”, dice.



Un paso adelante que ha llevado a Montes a derribar muros personales para presentar su faceta de creadora. “Una cosa es sobreexponerse y otra es mostrarse. No soy escritora no poeta, porque no tengo trayectoria publicada. Claro que sientes algo del síndrome del impostor, pero también quería vencer esa falsa modestia o timidez: yo escribo todos los días, así que algo tengo que contar. Es más, lo necesito”.



En ese impulso también ha tenido algo que ver Consuelo Trujillo, veterana actriz (más allá de su experiencia en las tablas, el público la reconocerá como la icónica Hermana Muerte de ‘Verónica’) con quien Montes comparte “sensibilidades”, amor por la poesía y un sentimiento “lorquiano”. “Somos muy amigas y hemos hecho tres veces, en tres montajes distintos, de madre e hija. Ella me decía que no me escondiera y no mostrara solo una faceta mía”, asegura la actriz, ahora de gira con ‘Ruido’, de José Padilla, que protagoniza junto a Juan Vinuesa. 



Dolor y luz

El hilo conductor de ‘Penúltimo desierto’ es una crisis vital, la de una mujer “de 40 y poco” que vive una ruptura sentimental y emocional que hace que sus cimientos se tambaleen. “En la escritura he encontrado una vía de sanación”, dice Montes sobre el poemario, que se dibuja además como un “homenaje” a su tierra. “El desierto es un lugar aparentemente yermo y para mí no hay lugar más fructífero. Y te hablo en concreto del Cabo de Gata: estás aquí en silencio, en contacto con lo telúrico, y con un poco de sensibilidad que tengas ese vacío te hace aflorar lo que tienes dentro”. El desierto como “lugar emocional y geográfico”, como paisaje, como símbolo, que le “obsesiona” tanto como le “encanta”. 


A pesar de todo, o precisamente por ello, Zaira Montes asegura ser “la primera sorprendida” de cómo lo que iba a ser la historia “de un duelo, o de varios duelos” se convierte en algo distinto. “Sol Ravassa, la editora, dice que la obra es muy vitalista y luminosa. Lo es, y cruda. Vengo de donde vengo: hay un canto a la vida, pero poco lirismo, poca floritura. Es algo despojado, desnudo, crudo”. Y ahí es donde aspira a llegar como creadora, a “lo esencial”, con “transparencia y honestidad”, como en ese conjunto de poemas entre los que se cuelan las fotografías de su hermana, Celia Montes. 


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