Aunque Antonio Saldaña personalmente no lo dice, pienso que entre sus juegos favoritos de niño por aquellas escarpadas cuestas de La Molineta o la Balsa de los 100 Escalones, lugares cercanos al barrio de Los Ángeles donde nació y se crio, el pequeño Saldaña soñaba despierto con ser alguno de esos cien personajes a los que luego, en la realidad, impuso su sello, como actor de reparto o figuración en más de un centenar de series de televisión, una treintena de largometrajes o decenas de videoclips. Con el paso de los años evoca su época colegial compartiendo pupitre con otro almeriense, Rodrigo Valero excelente artista, pintor, fotógrafo y junto a Ignacio Mañas El Indaliano, otro polifacético total, que no se sabe si a la larga marcaron su inquietud y vocación por el séptimo arte. En el camino dejó atrás sus estudios de electrónica, su trabajo en montajes de informática o en el departamento de cierre y distribución de LA VOZ, hasta llegar el servicio militar. Licenciado y felizmente casado, se trasladó a Córdoba para estudiar de cerca lo suficiente para crear su propio taller de joyería lo que hoy es su profesión y así hasta llegar al medio siglo, cuando nueve años más tarde -nació en 1965- descubrir por casualidad el mundo del cine.
Y esto del cine, ¿cuándo empezó a atraparle?
Pues como a muchos, desde dentro y por casualidad, cuando fui seleccionado en un casting para la serie ‘Juego de Tronos’ que se rodó en Almería, y desde entonces ha sido un sin parar hasta uno de mis últimos trabajos en la película ‘El interrogatorio’ estrenado en el Auditorio Maestro Padilla el pasado 21 de enero.
Su repertorio de personajes tanto en figuración o actor secundario es amplio y variado.
La verdad es que por esas circunstancias del cine me he visto convertido en casi un centenar de personajes que irían desde el emperador romano Pertinx en el film ‘The heritage project’; ejecutivo de una empresa de publicidad, embajador de un país de Centroeuropa, sacerdote, empresario, médico forense, conductor de un furgón en ‘La Casa de Papel’, tutor del joven Curro en la serie de TVE ‘La Promesa’ agente de policía, alfarero, vinatero, arquitecto, o sepulturero en la película del Oeste ‘Dos balas para el diablo’ con la anécdota que en rodaje hacía de muerto y me quedé dormido. El director me felicitó por lo bien que lo había hecho, je, je, y así hasta un centenar.
¿Se siente más cómodo en los largometrajes o en las series?
Son amores diferentes. Las series tienen otro componente distinto. He trabajado en muchas de cierto calado citando entre otras ‘Dos vidas’, ‘La otra mirada’, ‘Servir y proteger’ de TVE, ‘Gigante-2’, ‘El Cid’, ‘Acacias 38’ (TVE), ‘Old west history 2022 Recreación’, dando vida a Abraham Lincoln, ‘Un cuento perfecto’, etc.
Y en su aventura cinematográfica, de una década, ¿ha conocido mucha gente destacada del mundo del celuloide?
Pues sí, he tenido de oportunidad de trabajar en películas de Pedro Almodóvar, Alejandro Amenábar, Alex de la Iglesia, Javier Fesser, Fernando Colomo, Santiago Segura, Dani de la Torre, Terence Hill, Brian de Palma, Patty Jenkins. Y en cuanto a actores y actrices a Gal Gadot, Penélope Cruz, Emilia Clarke, María Pujalte, Cayetana Guillén, José Coronado, Jesús Olmedo, Freddie Highmore, Chris Pine, William Levy, a todos los de la serie de ‘Aquí no hay quien viva’, ‘Campeones’...
¿De todos los actores que ha conocido mantiene cierta amistad o relación aunque sea a través de las redes sociales o mensajes?
Especialmente con Fernando Cueto, Jaime Ordóñez, Octavi Pujades, el internacional Ethan McDowell y las cantantes Ku Minerva, Marian Dacal y Eva Marti con las cuales formo parte de los personajes del libro ‘El compás del diablo’ escrito por Fran García.
Pero ¿quién es su referente como actor?
José Sacristán. Tuve la oportunidad de trabajar con él en ‘Alta mar’ y es un grande del cine español. Y de los extranjeros, el desaparecido Sean Connery, ha sido mi ídolo desde niño.
¿De cuál de sus papeles en estas series ha sido el más destacado?
Posiblemente como personaje principal en el videoclip del grupo de folk irlandés Novo Amor ‘Utican’ que fue rodado precisamente aquí en Almería.
¿Qué recuerda de su paso por el teatro si vivió esa experiencia?
Pues no he vivido esa experiencia en primera persona, pese a que me encanta, y es otra asignatura pendiente pese a que me lo propusieron en su día. Mi aprendizaje frente a la cámara fue en ‘32 Historias’ de la mano de Francisco Conde.
¿Se le ha reconocido su labor con algún tipo de menciones o premios?
Bueno, algún diploma tengo, como participante con los alumnos de EISO o como Abraham Lincoln en la quinta recreación histórica Internacional (Old West History ) aparte de los premios compartidos en los cortometrajes ‘Dos balas para el diablo’, ‘Simona’, ‘La Explosión’, ‘No pases de largo’, etc etc.
¿Tiene algunas anécdotas o situaciones comprometidas vividas en esta etapa del cine?
Una situación comprometida o en apuros fue en el rodaje de ‘El Cid’: hacía de alfarero en un mercado medieval y yo de alfarería ni idea. Vino el director, plantó la cámara enfrente mía y me dijo haz algo. Yo puse empeño, pero no, y con buen humor me dijo, tú de barro nada, porque mi mujer es alfarera y algo sé. Al final me dio un par de clases y algo salió, pero mal rato pasé. Y otra anécdota que me pilló en medio fue una pequeña discusión entre Almodóvar y Penélope Cruz sobre cómo debía ser una escena en ‘Dolor y gloria’ y lógicamente al final se impuso el manchego. Y no me olvido del día que canté el himno de la legión junto a Alejandro Amenábar en su película ‘Mientras dure la guerra’.
Antonio Saldaña, un actor de figuración y reparto que por su versatilidad y aspecto camaleónico unido a su dilatada experiencia frente a la cámara, se ha convertido en un elemento habitual en este complejo mundo de la figuración dentro del séptimo arte.
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