“En un día podemos llegar a desbloquear el móvil unas mil veces”

Laura tiene veintidós años y la cabeza perfectamente amueblada. Empezó en 2014 a publicar contenido cuando ella contaba solo catorce. Hoy acumula millones de seguidores entre Instagram y Tik Tok. Sorprende la sencillez, madurez y humildad con la que habla esta joven de la generación Z. Es muy consciente de su responsabilidad social y del poder de influencia que puede llegar a tener, y por eso está comprometida con causas como el ciberacoso, la violencia machista y la sostenibilidad medioambiental.

¿Ser influencer es para jóvenes?

Nosotros hemos nacido con un teléfono en la mano y todo este mundo digital nos es mucho más fácil, además solemos tener mucho más tiempo que las persona mayores, que dedican gran parte de su día al trabajo, a la familia…Yo veo influencers de todas las edades, creo que es un mundo en el que puede entrar cualquier persona, pero el tiempo es un factor esencial.

Lleva diez años en esto, ¿ha apreciado un gran cambio en el mundo digital?

Mi audiencia suelen ser niñas bastante jóvenes, ronda desde los once años hasta los 20, también de 20 a 30 pero en menor cantidad. Incluso de menos de once, y de eso sí me he dado cuenta, de que a medida que ha pasado el tiempo se ha digitalizado todo mucho más y se coge el móvil a una edad mucho más temprana.

¿Es un ecosistema sano el de las redes sociales?

Sí, pero puede ser propicio para otro tipo de acciones como el ciberbullying, es mucho más cómodo criticar a una persona detrás de una pantalla que decírselo a la cara. Muchas veces lo esconden con frases como “es mi punto de vista, mi opinión”, pero no son opiniones, es falta de respeto.

¿Qué consejos da cuando acude a institutos a dar charlas?

Una de las cosas más importantes es cuánto tiempo usamos nuestro teléfono en el día. Ahora que somos jóvenes y tenemos tiempo le dedicamos mucho y eso puede jugar en nuestra contra. Nos metemos en Tok Tok y esa aplicación se puede volver muy adictiva porque te metes, deslizas, el algoritmo intenta mantenernos enganchados el máximo tiempo posible y lo consigue.

Una entra en esas redes sociales pero no sabe cuándo sale.

Lo que en principio parece quince minutos de estar mirando se convierte en una hora, por eso para mí es esencial cuánto tiempo dedicamos, y más en una etapa en la que es fundamental los estudios: una hora estudiando nos cunde muchísimo más que una hora de móvil, así que el uso del móvil lo tengo muy en cuenta en las charlas.

¿Cree que hay un tiempo máximo recomendable?

Lo ideal no sé cuánto sería, lo que sí sé es que lo usamos demasiado. En un día podemos llegar a desbloquearlo una mil veces, es muchísimo. Yo lo dejo en el aire, también para mí, porque yo soy consumidora, y de consumirlo a que se vuelva adictivo hay una línea muy delgada y no nos damos cuenta.

¿Qué tipo de publicaciones son las que más éxito tienen?

He notado que lo que más viral se hace es el contenido que menos te trabajas por así decirlo, el más natural. Lo más cotidiano es lo que más suele gustar, no sé si es porque la gente se siente identificada o porque es lo que menos se suele publicar en las rrss, porque muchas veces vemos más postureo, vidas perfectas.

¿Nos hemos saturado del postureo?

Todos hemos sido un poco conscientes de que había mucho contenido que parecía que era la vida perfecta de algunas personas, pero en realidad son segundos de esas vidas, y tampoco conocemos mas allá de lo que nos pueden enseñar a través de una foto o un vídeo. Nos hemos dado cuenta de que también está bien subir cosas normales.

No solo crea contenido en internet, también ha publicado ya dos libros.

Para mí escribir un libro siempre había sido como si quisiera salir en una película, lo típico que piensas pero que crees que nunca va a ocurrir. En 2017 me contactaron dos editoriales y me quedé con Penguin, que es la que me ha ayudado en todo este proceso. El primero tuvo muy buena acogida y fuimos a por un segundo libro. Llegamos a hacer incluso una edición en francés.