Terminado el festival de electrónica más esperado de Andalucía y con la resaca emocional aún flotando en el ambiente, toca hacer balance final del que ha sido el décimo aniversario del Dreambeach. Más de un centenar de artistas de renombre nacional e internacional entre la fiesta de bienvenida y los tres días de festival, 120.000 personas que acudieron a bailar sus temas y un impacto económico demás de 10 millones de euros. Estas son las apoteósicas cifras que ha dejado tras de sí esta edición en su nueva ubicación: El Toyo.
De los miles de dreamers que agotaron su energía en la arena de las playas de El Toyo, el 70% llegó con maleta en mano desde más allá de las fronteras almerienses. Es decir, solo el 30% de los asistentes procedían de Almería, con el consecuente gasto que una oleada turística tan acentuada conlleva en los comercios, hospedaje y hostelería de la zona.
Según la organización del festival y el propio Ayuntamiento de la ciudad, el festival ha supuesto la creación de 1400 empleos directos e indirectos, así como un impacto económico de alrededor de 12 millones de euros. Cabe señalar que es un balance general, por lo que no se detallan los pormenores, entre los que se encuentra la baja ocupación hotelera en la zona de El Toyo debido a sus altos precios, muy alejados del presupuesto de los festivaleros.
Un gran porcentaje de la marea de asistentes que atravesaron las puertas del recinto de conciertos tuvieron que llegar a la nueva ubicación a través de taxis, buses y unas lanzaderas establecidas para la ocasión. De esta forma, dependiendo de la línea, los conductores notificaron un incremento de entre el 25 y el 40% de viajeros.
Un dispositivo de seguridad exitoso
Festivales como el que ha tenido lugar este último fin de semana en Retamar son conocidos popularmente por el consumo regular y excesivo de estupefacientes por parte de los asistentes, uno de los aspectos que más preocupaban a la población local. Con la conclusión del evento, las autoridades ya pueden afirmar sin pillarse los dedos que los resultados han sido satisfactorios: tres jornadas multitudinarias que han transcurrido de manera -más o menos- pacífica y sin sobresaltos para tranquilidad de todos los vecinos de la urbanización, que se encontraba a 300 metros del recinto de conciertos.
Dicha tranquilidad no se traduce, sin embargo, en la ausencia de drogas y otras sustancias en las inmediaciones. Durante el evento se han llevado a cabo casi medio centenar de pruebas de alcoholemia y drogas, incautando en una de las operaciones 70 dosis de distintos tipos de drogas. Eso sí, de los 120.000 asistentes, la Policía Nacional solo ha reportado nueve detenciones por tráfico de drogas.
Según ha notificado el Ayuntamiento de Almería a los medios, no se interpusieron, sin embargo, denuncias ni por delito sexual ni por estacionamientos indisciplinados en la barriada, así como tampoco hubo queja alguna por parte de los vecinos de la zona sobre posibles obstrucciones a las salidas de sus garajes. Para Juan José Barroso, delegado territorial de Cultura, Turismo y Deportes de la Junta de Andalucía, "no ha hay nada que resaltar más allá de lo que podría pasar cualquier fin de semana en una ciudad y esa es la mejor noticia".
Retos futuros
Queda pendiente la cotejación de los decibelios medidos por las autoridades públicas y por una empresa contratada por un grupo de vecinos en El Toyo para determinar si este será uno de los puntos de mejora el próximo año. Lo que sí se puede afirmar hoy es que, dado el éxito de este décimo aniversario, el Dreambeach regresará en 2025 con importantes mejoras, como una mayor atención al número de asistentes previstos en la acampada, carteles tan prometedores -o más- como el de este año y un dispositivo de vigilancia y seguridad que se ampliará en caso de ser necesario.
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