José Rodríguez Iniesta nació en un cuartel de la Guardia Civil de un pueblo de Alicante el 9 de marzo de 1946, pero el traslado de su padre suboficial de la Benemérita a nuestra provincia aceleró que Pepito, El Peke de toda la vida, creciera y echara raíces en María, su pueblo de adopción. Y aquí fue cuando empezó su extenso currículo de aventuras, después de unos años estudiando en la Escuela de Formación y más tarde ingresar en el Instituto Armado del que salió convertido en agente de la autoridad. No tardó mucho en que fuese devuelto por la Benemérita por “supuestas” faltas de garantía.
Inició su travesía por la vida civil en la música como batería de Los Leones. Bohemio soñador, relaciones públicas, empresario, hasta en los últimos años que lo hemos anclado en la nómina de estrellas del cine almeriense. Eso sí, sin cambiar un ápice su fresco descaro, ni su desvergonzada personalidad, santo y seña que le acompañara de por vida.
Pero siempre hay una ‘historia’ detrás de su historia. Con 14 años se buscó la forma de ganar un dinerillo de extra en la película ‘La isla maldita’ y quedó encantado, pero a su padre -el brigada Isidro- no le empezaba a gustar el rumbo que estaba empezando a tomar el niño y con 18 años lo pasaportó a la academia de la Guardia Civil de Valdemoro. Tras poco más de un año ya lucía tricornio en el cuartel de Torregarcía, su primer destino, pero su padre quería tenerle cerca y consiguió que lo destinaran al cuartel de Carabineros del Zapillo y por su ‘buena conducta’ al poco tiempo al cuartelillo de Pozo del Esparto, su último destino.
¿Lo echaron de la Guardia Civil o pidió la excedencia?
No, no, yo pedí la excedencia. Mis inquietudes de joven no estaban en consonancia con la estricta vida militar y fue entonces cuando tomé esa decisión. Si me pregunta si volvería a ser guardia civil, le digo rotundamente que sí.
¿Usted es la oveja negra de su familia?
No lo creo, ni tengo conciencia de ello. He tenidos unos padres extraordinarios, un padre muy recto, eso sí. Mi mujer, adorable, llevamos juntos más de 60 años, un firme pilar que siempre me ha apoyado, igual que mi hijo y mis hermanas… Yo siempre he sido el más extrovertido de la familia. Así que póngale usted a esto la etiqueta que quiera.
Y empieza a labrarse su camino de ‘buscavidas’ en una empresa de su suegro hasta que en 1972 se fue a Ibiza.
Me salió un trabajo de camarero y no me lo pensé. Descubrí la magia de la noche ibicenca. Estaba casado y cinco años más tarde decidí volver a Almería y trabajé en el Zoraida Park de Roquetas, luego puse un bar en La Cañada, un restaurante con bailes, otro bar en Viator y luego ya en El Zapillo el Bazar Canarias de día… je je je y de noche ‘El Mississippi’ en la avenida Cabo de Gata, El Rey Chico en la boca del río y varios otros clubes más. Incluso estuve trabajando como vigilante y tuve tiempo para ser delegado de la Federación de Boxeo de Almería en su época de esplendor.
De estos negocios, ¿con cuántos se arruinó más?
No se lo podría precisar. Eran otros tiempos. La verdad es que con unos más que otros, aunque las circunstancias a veces no me fueron del todo tan favorables como hubiese deseado. Pero a lo hecho, pecho. Y un ratico de baile… jeje.
Sin complejos, sí señor. ¿Usted cree que la gente se ríe de usted o se ríe con usted?
La gente se ríe conmigo, con mis cosas, mis bailes, mis shows y si hay alguien también que se ríe de mí, pues nada, a pasarlo todos bien. Amigo Pérez, la vida es para vivirla y disfrutarla.
¿Cuántos años hace que dejó de pagar sus consumiciones en bares o restaurantes?
Umm... Déjeme que haga memoria. Si no estoy equivocado, creo que desde que salí de la mili (risas). Llevo viviendo del ‘cuento’ casi más de medio siglo, jeje. No me puedo quejar.
¿Qué rédito le saca a sus inestimables imitaciones de Raphael?
El de pasarlo bien. Me meto tanto en el papel que a veces me desborda. Es tal la transformación que hasta en sueños me veo como un Raphael de feria.
¿En cuántas películas ha participado con papeles de un cierto nivel?
De figurante, medio centenar más o menos. De actor de reparto con más o menos nivel de intervención en ‘Juego de Tronos’, ‘Jerusalén’, ‘Éxodus’, ‘Narcos’ de Paco Barrilado o ‘El interrogatorio’ de Diego Pérez Cano.
Como eventual actor de reparto parece que se va defendiendo. ¿Su mejor papel ha sido su triple personaje en la película 'El interrogatorio'?
Sin duda. Todos con un punto de interés. Personalmente me quedaría donde doy vida al Comandante Iniesta, jefe de la Benemérita, y luego el papel de 'El Alicantino', miembro de un grupo de maquis, los huidos a la sierra, sin olvidar al intransigente falangista Rodríguez.
¿Su canción favorita sigue siendo ‘Qué sabe nadie’? Creo que me entiende, ¿no?
Es verdad que esta canción de Raphael encierra una especie de enigma sobre mí, pero las más gratificantes son ‘Escándalo’ y ‘Mi gran noche’. He tenido la suerte de que Raphael en el Maestro Padilla me invitara a que hiciese el baile de su canción cuando la interpretaba. También en Linares e incluso en Roquetas le dedicó una canción a mi madre antes de fallecer. Un gran artista y mejor persona.
Dicen por ahí que una feria en Almería sin ‘El Peke’ en la calle ‘no es feria ni ná’.
No diga eso hombre, je je... Ni contesto. En cualquier caso, sería que ‘El Peke’ si no viviera así la Feria no sería ná de ná. Son momentos inolvidables disfrutando con el cariño de mis paisanos y yo tratando de hacer feliz a la gente.
Me cuentan que Pedro Almodóvar se interesó por usted para darle el papel de travesti en una de sus películas… ¿Es una trola de las suyas o es verdad?
Cierto, me llamó por teléfono porque quería que hiciese el papel de sheriff en la película que estaba rodando en Tabernas, pero lamentablemente yo estaba recién intervenido quirúrgicamente de las lesiones que tuve en una desafortunada caída durante un rodaje y en esas fechas andaba con muletas recuperándome.
¿Le han querido partir la cara por ‘caradura’?
Siempre me han respetado y jamás he tenido un problema con nadie. Para que el público te respete hay que respetarlo, esa es la clave. El humor y la educación deben ir siempre de la mano.
¿Usted le compraría a ‘El Peke’ un coche de segunda mano?
Creo que usted me conoce poco. ¡¡Qué pregunta, señor!! Por supuesto que no. Siga así, que no creo que llegue usted a la Navidad haciendo este tipo de entrevistas.
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