Dijo el escritor francés Jean Cau que ‘amar los toros cada tarde es creer en los Reyes Magos e ir a su encuentro’, más aún si torea Morante de la Puebla. Una legión de seguidores que con sombreo o camisa de flores siguen al torero sevillano por cada plaza esperando que surja la magia de su toreo. ¡Qué bonito es ser morantista!
Completando el cartel Alejandro Talavante y el rejoneador Hermoso de Mendoza. En los corrales dos toros anovillados y sin trapio para una plaza de segunda de Romao Tenorio, tres toros de Domingo García y uno de Cuvillo, destacando el tercero de la tarde, que si no llega a acabar rajado, sería de pañuelo azul.
Guillermo Hermoso Acabó tapado por la nefasta labor de su cuadrilla.Un torero que aspire a las ferias no debe ir acompañado de tanta mediocridad, no solo por la docena de cachetazos que tuvo que dar para apuntillar a su primero, sino por fingir durante unos minutos no poder cortar la oreja de su segundo para provocar la petición al palco, una actuación que debería ser sancionada.
Morante de la Puebla recibió a su primero con cuatro verónicas marca de la casa, con el mentón hundido en el pecho y la cintura rota acompañando la embestida del animal. Quitó Morante por verónicas antes de coger la muleta y recibir por ayudados por alto al que fue rimero de su lote.
Fueron series de bellísima factura por ambos pitones, rematando a pies juntos, por el pitón diestro, muy encajado y pasándose al toro muy ceñido. Se le concedió una oreja.
El segundo de su lote -remiendo de Cuvillo- también tuvo nobleza, y lanceo con gusto a la verónica. El toro sirvió en la muleta de Morante, que buscó la apretura en los muletazos, y basó la faena el sevillano por el pitón diestro. Por el pitón izquierdo hubo que provocar algo más la embestida. Tras acortar los terrenos y terminar en las cercanías del toro se malogró con tres pinchazos y media estocada. Recibió palmas que saludó desde el tercio.
Alejandro Talavante sorteó el lote de la corrida, con un brazo y buen tercero y otro gran sexto. Recibió a su primero con dos faroles en pie, y un ramillete de verónicas rematadas con una gran media de manos muy bajas. No tardó en ponerse a torear en redondo Talavante, que previamente paró al toro con ayudados por alto, y los siguió de varias series de mano baja, con naturales también muy largos y pases de pecho de hombro a hombro. Qué lástima que el toro que había humillado y embestido con mucha transmisión, repitiendo en la muleta de Talavante no aguantó la lucha y acabó rajado en tablas muy cerca de la puerta de toriles. Acabó la faena el extremeño con manoletinas. Un pinchazo y estocada al paso. Una oreja para Talavante y ovación al toro en el arrastre. Su segundo también fue un buen toro al que toreó el extremeño con gusto e improvisación, y tras una estocada algo baja se le concedieron dos generosas orejas. Salió a hombros como triunfador.
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