Poco más de dos años después de publicar ‘La trastienda de la diplomacia’, Inocencio Arias no para. Escribe columnas, viaja promocionando su nuevo libro, concede entrevistas. Casi de casualidad lo encontramos por teléfono.
El título es bueno, pero el subtítulo, ‘Me acosté con Suárez y me levanté con Zapatero, es mejor.
(Ríe) Hombre, el subtítulo es importante, hace saber al lector que intentamos tratar estos temas con humor. Pero es verdad, mi primer cargo público fue con Suárez, y el último con Zapatero, y además, he pasado por los otros tres.
¿Cómo ha surgido este libro?
Me ha llevado un año y tres meses. He usado muchos recuerdos personales, pues no he sido protagonista de muchos de los eventos que se narran ahí, pero digamos que he sido un actor secundario, un testigo, y he estado allí. Con relativa frecuencia tomaba notas, y también acumulé muchos recortes de prensa, española e internacional, que he ordenados cuidadosamente. También he tenido conversaciones con varios de los que aparecen en el libro...
¿Qué relación tiene esta obra con ‘La trastienda de la diplomacia’?
Aquello eran 25 episodios independientes, acontecimientos internacionales, visitas de Estado, encuentros internacionales importantes. En este, sin embargo, he querido narrar, de forma amena, cómo han enfocado la política exterior los cinco presidentes que hemos tenido desde que llegó la democracia. Si se gustaban haciéndola, si se entretenían, si les apasionaba, de qué ministros se rodearon, cuáles fueron los temas importantes que trataron, lo de entrar en la OTAN, el Sáhara... En fin, un análisis de cada uno de ellos.
Realmente, leyéndolo se comprende el por qué muchos acontecimientos fueron como fueron...
En algunos casos se dan las claves, en otros expongo impresiones, y en otros las razones se me escapan, porque no soy omnisciente o un sabio redomado. Pero es cierto que en ocasiones, como he estado allí y he oído a los protagonistas, he podido dar las claves de por qué ocurría algo de una determinada forma.
Al final, el arte de lo posible.
Eso ocurre en política y también en la diplomacia. Por ejemplo, ahora en Siria están pasando cosas atroces, pero las posibilidades de intervenir son las que son...
¿Y cómo llegó a conocer tan bien a estos cinco presidentes?
De entrada diré que con Zapatero he tenido escasísima relación, por no decir nula. Con los otros no sólo yo estaba en Madrid cuando ellos estaban en el gobierno (bueno, con Aznar una parte sí y otra no), sino que también viajé mucho con ellos. Pero mucho bastante. Con algunos he ido hasta a 14 o 15 países... En fin, por los puestos que he ocupado lo cierto es que he viajado, y viajando adquieres un bagage de conocimientos que te es muy útil. Zapatero, sin embargo, no apreciaba demasiado mis competencias o desvelos, y estuve en un consulado; pero claro, como es más reciente, conozco a mucha gente que sí ha estado con él o ha viajado, y he podido recoger cosas.
¿Estuvo en la famos ‘bodeguilla’?
No, allí no estuve. (Reflexiona un momento) Pero es que yo, en realidad, no he sido íntimo de ningún presidente. Sí creo que con los que he trabajado han tenido confianza en que yo sería una persona leal y entregada, pero íntimo, nunca.
En los primeros capítulos, los de Suárez o Calvo-Sotelo, nos damos cuenta de lo que ha cambiado el mundo en estas dec&aacut
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