‘Franco para jóvenes’, un libro que lucha contra la desinformación

La obra es fruto de los radicalismos y populismos que últimamente experimenta Europa

Erik Martínez Westley con el manuscrito en la mano y junto a su padre José A. Martínez Soler.
Erik Martínez Westley con el manuscrito en la mano y junto a su padre José A. Martínez Soler. La Voz
Elena Ortuño
16:45 • 22 nov. 2024 / actualizado a las 19:52 • 24 nov. 2024

Cuando José A. Martínez Soler y su hijo Erik Martínez Westley se dieron cuenta del inquietante devenir radical que la sociedad española estaba (y está) experimentando a causa de la desinformación y los populismos, no les quedó más remedio que hacer algo al respecto. O así lo sintieron ellos. Fruto de esta alarmante situación es Franco para jóvenes, un libro que trata de traer a la memoria de los lectores lo que ocurrió en España durante la Dictadura y la Transición. ¿Su objetivo? Que no se instrumentalice la historia y que no se vuelvan a cometer los mismos errores que décadas atrás.



Datos, recuerdos y reflexiones



Manifestaciones en la sede de Ferraz con gente blandiendo una bandera de España con el aguilucho, jóvenes levantando el brazo y cantando el Cara al sol y Alemania derivando por primera vez desde que acabase la II Guerra Mundial hacia la extrema derecha. Todas ellas son escenas que creaban un susurro imposible de silenciar en las mentes de ambos autores: "Pensamos: 'si supieran lo que están diciendo...'. A partir de ahí surgió el proyecto de contar la historia de la Dictadura", confirma Erik.



Las casi 200 páginas del libro encierran en su interior varias narrativas. Si bien empiezan con una especificación de las diferentes caras de Francisco Franco -a quien definen como "un psicópata, religioso por conveniencia y político oportunista"- no dudan en aterrizar los datos y las cifras a través de las memorias de Martínez Soler. El almeriense cuenta en un pasaje llamado Mi secuestro: pienso que voy a morir el momento en que en 1976 varios guardias civiles afines al Régimen lo arrestaron y torturaron a raíz de un artículo que el periodista había publicado en el diario Doblón.



"Todo el mundo piensa que la Transición fue pacífica, pero la realidad es que no lo fue. Murieron más de 200 personas, teníamos una policía de gatillo fácil y estaban ETA y el FRAP", lamenta el guionista y periodista, quien afirma que en las últimas décadas de 1900 hubo un acuerdo tácito de no hablar de la Dictadura y de tirar para delante, lo que tuvo una "repercusión negativa": "La gente de mi generación no ha estudiado esa parte del siglo XX. Saben muy poco de lo que hizo Franco", explica.



Ese desconocimiento blanquea la historia, lo que sentían como ofensa hacia las víctimas: "Dicen que con Franco se vivía mejor. Yo les digo: ¿Cómo? Si las mujeres no podían divorciarse ni tener cuentas bancarias. Tampoco podían salir del país ni viajar fuera de la ciudad sin permiso del marido. Si perseguían a todo aquel que no fuese heterosexual", denuncia con incredulidad, para después añadir que "desatender una gotera o un avispero no soluciona el problema, sino que lo empeora", por lo que tuvieron que actuar en consecuencia.



Un acuerdo de paz



Si bien el título del libro incluye la palabra jóvenes, el autor asegura que puede ser leído a cualquier edad: "En realidad lo llamamos así porque se lee fácil", reconoce Erik, quien enfatiza en uno de los objetivos de la obra: "No queríamos sermonear a nadie ni tomar posiciones morales. Es muy fácil arrinconar a alguien por lo que hicieron sus antepasados, fueran rojos o franquistas, pero nadie tiene la culpa de lo que hicieron sus abuelos", señala.


Lejos de ser un libro de historia al uso, se intenta dejar claro que una familia no tiene por qué ser "mala" por haber luchado en el ejército sublevado: "Gente poco decente hubo en ambos bandos, así como gente muy normal que solo quería sobrevivir". Intercaladas con datos -como las 50.000 personas que fueron fusiladas en tiempos de paz, después de la Guerra Civil- están las experiencias, puesto que "son estas cicatrices las que arrancan la emoción del lector".


Almería como escenario principal

El telón de fondo en el que se abren dichas heridas no es otro que Almería, ciudad natal de Martínez Soler, cuyos padres fueron represaliados republicanos. Desde crímenes ocurridos durante la Transición hasta una visita de Franco en la que cubrieron con escayola varias barriadas pobres de la ciudad ante la inminente visita del dictador, el libro recoge entre sus páginas innumerables menciones a calles, lugares y episodios ocurridos en nuestra provincia.


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