Aunque que el próximo 5 de agosto se cumplirán cincuenta años de su fallecimiento, la figura de Marilyn Monroe, la mujer que enamoró a un planeta, sigue más viva que nunca. Con motivo de esta efeméride, el médico forense José Cabrera (Madrid, 1956) ha publicado ‘CSI: Marilyn (Caso abierto)’ (Ediciones Atlantis), un estudio sobre las causas de su muerte, que aún siguen siendo un enigma.
Cabrera, que hoy participa en el curso de verano de la Universidad de Almería ‘¿Por qué enfermamos?’, presentó ayer su obra en la librería Picasso de la capital y antes atendió a LA VOZ. “Marilyn sigue interesando porque fue el icono del siglo XX y representa el afán de millones de mujeres -un afán falso, cosmético- que vieron en ella a la mujer ideal. Eso es lo que perpetúa el mito, además de la oscuridad de su muerte a tan temprana edad”, explica.
El ensayo se sustenta sobre cuatro pilares: el primero de ellos, el “impresionante interés” de la seguridad de Estados Unidos hacia la actriz, palpable en los documentos del FBI, “miles de folios”, desclasificados en octubre del pasado año. “Marilyn era una mujer con muchos amigos, entre ellos notorios líderes de movimientos de izquierda, un tabú en la Norteamérica de los sesenta. Además, Hoover, el director del FBI, era un paranoico, obsesionado con las mujeres famosas que tenían contacto en Hollywood con los comunistas. Por eso la seguían, incluso antes de su relación con Kennedy”, apunta.
Además, Cabrera profundiza en el testamento de la protagonista de ‘Niágara’, analiza los últimos comentarios que hizo a su psiquiatra y se apoya en la autopsia de Noguchi.
Las respuestas
Basándose en estas claves, el autor pone sobre la mesa todas las hipótesis de la muerte, “desde el suicido hasta el homicidio, y explico en el análisis de la autopsia cómo no es posible morir por barbitúricos si en el estómago no hay capsulas amarillas de Nembutal”, cuenta, para que el lector saque sus propias conclusiones, aunque destaca que la investigación del caso está “plagada de errores, intencionados y ‘casuales”.
Y fuera del análisis forense, ¿qué opina José Cabrera? ¿Quién, o qué, mató a Marilyn Monroe? “Pienso que se le fue la mano. Ella no quería morir: no podía dormir, estaba saturada de barbitúricos, era adicta al alcohol... Por las mañanas tomaba estimulantes para sobrevivir en el día, seguramente anfetaminas, lo que usaban los artistas de Hollywood, y se pasó con la dosis. Mezcló demasiada dosis y de dos médicos distintos, porque tenía un internista y un psiquiatra, y los dos le daban recetas”.
Un triste desenlace, similar al de otras celebridades como Michael Jackson o Amy Winehouse, que pone de manifiesto el lado oscuro de la fama. “El problema es que el personaje se come a la persona. Marilyn no pudo superar el ser la mujer mas fotografiada del mundo... ¡del mundo! No tenía una estructura mental ni moral lo suficientemente sólida para aguantar eso”.
En la investigación, José Cabrera, que ya trabaja un libro similar sobre JFK, confiesa haber descubierto datos impactantes, de los que subraya uno. “La habitación vacía donde murió era la representación de su alma. Era una mujer que tenía todo y en su habitación no había un cuadro, ni un adorno. Esa imagen es desoladora, representativa total”.
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