José Luis Campos“La poesía tiene la virtud de ser parte creación y parte filosofía” loa

Evaristo Martínez
23:12 • 16 jul. 2012

Con el nombre de ‘Estelas de un funambulista imaginario’, José Luis Campos (Barcelona, 1966) recoge una serie de poemas escritos entre 1984 y 1990 que ahora ven la luz en una obra que se presenta hoy, a las 20 horas, en la sede del Instituto de Estudios Almerienses (IEA), responsable de la edición. “En su momento no hubo ocasión de publicar y puedo decirte que el tiempo tiene la virtud de atemperar las urgencias. Ahora hubiera sido imposible convencerme de no ser por la insistencia de mis colegas Juan Herrezuelo y Francisco Ortiz. Ellos ya habían publicado en el IEA de la mano de Miguel Naveros sendos libros de relatos y el proyecto de crear una trilogía era estimulante”, explica.


En esta primera obra, Campos apuesta por una poesía que “huye del efectismo formal” y que emplea como “única fórmula” para responder a “preguntas vitales complejas”. “Tiene la virtud de ser parte creación y parte filosofía. No utiliza herramientas de razonamiento para enfrentarse a la realidad, sino que recrea la realidad para hacerla más cercana”, detalla.
A este respecto apunta que “el poeta no es un creador de ficciones” sino que “negocia constantemente con la realidad, reconstruyéndola”. “Quiero pensar que en esa reconstrucción hay alimento para la esperanza”, señala cuando se le pregunta sobre estos tiempos de descréditos y derrumbes.


Campos y Almería
En la cubierta de ‘Estelas de un funambulista imaginario’, una ilustración de Ana Almendros muestra una mesa de trabajo y una ventana abierta al mar. “Es una interpretación libre tras la lectura. Y [Ana] ha conseguido algo muy notable, ya que me recuerda uno de los rincones que frecuentaba en mis primeros años viviendo en Almería: la Alcazaba. Es magnífica”.




Campos llegó a Almería, tierra natal de su padre, con trece años, y residió aquí hasta que volvió a Barcelona en 1992. “Aquí he crecido como persona y aquí se ha desarrollado mi vocación como escritor, especialmente como poeta”. Desde entonces, la vinculación ha sido constante. “Aquí permanecen mi madre, mi hermano, mis amigos y por ello sigo viniendo con más o menos frecuencia”.


Y en aquellos años en la ciudad, el poeta se embarcó en una apasionante aventura, la Tertulia de la Calle Suipacha. “Aquello fue un feliz encuentro de jóvenes escritores que comenzó a finales de los ochenta y del que pude disfrutar hasta mi marcha. Tuvimos la fortuna de participar con una sección en el mítico programa de Juanma Cidrón ‘La escalera mecánica”. Algunos de aquellos amigos y compañeros estarán en el acto de esta tarde. “Esto es lo realmente importante de la presentación: ver de nuevo a Miguel Ángel, Jacinto, Ana, Antonia, Carlos, Ana María, Carmen, Pedro y otros que no olvido, pero no hemos podido localizar”.




Parte de aquel espíritu revive hoy en su blog Estación Suipacha. “Es una combinación de creación literaria propia y búsqueda de respuestas en autores de cualquier época y medio. En el futuro espero que sea muchas cosas más, pero tiene mucho que ver con el recogimiento interior, el silencio, la lentitud, la perseverancia, la amistad”.





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