Juanma Gil “Cuando escribes, te alimentas casi 24 horas de todo lo que te rodea”

Juanma Gil “Cuando escribes, te alimentas casi 24 horas de todo lo que te rodea”

Evaristo Martínez
23:51 • 29 ago. 2012

Hace menos de una semana, la Puerta de Purchena era un hervidero de seres humanos empeñados en exprimir cada segundo de esos días de vino y rosas que venimos a llamar Feria. Hoy, minutos después de las cuatro de la tarde, el panorama se asemeja más a esa Gran Vía madrileña por la que deambulaba Eduardo Noriega al principio de ‘Abre los ojos’. Y desafiando al termómetro y a la tentación de quedarse atrapado en el sofá delante de la Vuelta a España -todo un detalle en un enamorado del ciclismo como él-, el escritor Juanma Gil (Almería, 1979) aguarda al periodista en la terraza del Gastrobar Lamarca. Pide café solo y con el primer sorbo comenzamos a sacudirnos la resaca ferial. “Vivo la Feria con un sentimiento encontrado. En mi barrio, en El Alquián, la gente la vive con mucho fervor, sobre todo la del mediodía, y a la mayoría de mis amigos les gusta salir pero no soy muy feriante. Todos los años la piso un día o dos aunque la de la noche me cuesta más: el ambiente me resulta un poco marciano. A veces envidio cómo la gente vive la fiesta ‘to the limit’, como si fuera nuestro particular Rocío. Los admiro, me gustaría ser feliz en ese ambiente”, explica.

Aunque claro, en alguien como él, que es quien es por crear ficciones, esos paisanajes deben resultar, cuando menos, sugerentes. “Soy excesivamente observador. De hecho, mi pareja me dice que le sorprende que estoy absolutamente atento a casi todo, lo que se traduce en que no suelo estar atento a quienes me rodean. Cuando estás escribiendo te estás alimentando durante casi las 24 horas del día de lo que te rodea”.

Algo de lo que pueden dar fe quienes leen ‘Hipstamatic’, la columna que desde hace algo más de dos años publica con regularidad los miércoles en LA VOZ. “Nació por mi deseo de mirar las cosas que me rodean de forma distinta. Ha sido una buena válvula de exorcismo y me sienta bien, son artículos terapéuticos. Además, las redes sociales me han permitido tomarle el pulso a cómo la reciben esos lectores de desayuno o de copa a mitad de tarde. Eso, como escritor que quiere ser leído, me ayuda a seguir sentándome cada martes a escribir ‘Hipstamatic’”.

Gil apura el café como agosto lo hace con sus días, y ahí, al doblar la esquina, está la vuelta al cole: en unas semanas, el escritor volverá a coger la tiza para seguir con sus clases de Lengua y Literatura en el instituto San Isidro de Níjar. Un curso que comenzará como acabó el pasado: calentito. “Este Gobierno tiene dos cosas que ha hecho de manera indecente: la manera de meter la tijera en sanidad y educación. Las secuelas se verán muy pronto y no podemos permitir que el daño sea muy profundo”.

No disimula su preocupación al hablar de cómo los recortes le afectarán, como a tantos miles de funcionarios, en lo profesional pero también se pone serio cuando piensa en los efectos que tendrán en los chavales. “Todo esto puede menoscabar su motivación. ¿Cómo van a estar motivados si saben que cuando termine su periplo académico su futuro va a estar comprometido? Las medidas nos llevan a un panorama más oscuro y más negro. Nos decían que iba a ser el gobierno de la confianza y es todo lo contrario, el de la desconfianza. ¿Dónde están los resultados?”. Preguntas que quedan flotando, radiografías a mano alzada. Y uno piensa en el ayer, cuando otros escribieron un mañana que ya es hoy. ¿Cree Juanma Gil, el lector, que algunos autores de ahora presagiaron que de aquellos barros, estos lodos? “No sabr&iacu






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