Un ‘Google Maps’ del patrimonio humano

Imagine una guía de viajes que en lugar de arrojar datos sobre la Catedral, los platos típicos o cuándo se construyó la Plaza Mayor le permitiera conocer a sus habitantes. Con sus nombres y apellidos, sus sueños cumplidos y sus realidades pendientes. Con sus pequeñas grandes historias. Ése es el espíritu de ‘Manual de los días sin rumbo’, proyecto multimedia en el que ya trabaja el periodista y realizador José Carlos Castaño (Barcelona, 1969). “Todas las guías de viajes son parecidas pero que la guía sentimental del patrimonio humano no está hecha. Se trata de viajar por los sentimientos, por esas cosas que te revientan por dentro cuando las oyes”, explica.

Castaño es colaborador de LA VOZ. Todos los lunes escribe en estas páginas ‘El almario’, sección que late al mismo ritmo que este proyecto y en la que realiza perfiles literarios que acompaña con retratos de personajes únicos de la provincia. “Me va a costar mucho trabajo sacar adelante el ‘Manual...’ pero tiene que salir. Quiero explicar qué se oye dentro de las casas que están cerradas: detrás de una fachada, siempre hay una historia”.

Otra forma de viajar
‘Manual de los días sin rumbo’ busca aprovechar las posibilidades del multimedia. “Será como un ‘Google Maps’ pero de otra manera, una forma diferente de recorrer Almería”. Así, pinchando en un lugar de la provincia aparecerá un testimonio por descubrir que se podrá leer, escuchar o ver en video. “No me interesa que se conozca la fachada de la iglesia sino también que conozcamos al sacristán. Éste es el verdadero patrimonio y si no lo contamos, y lo conservamos, se va a perder. Y si es así, no tendremos memoria”.

Con una libreta, un móvil y un portátil, José Carlos Castaño es un cazador de historias 3.0. Recorre Almería buscando personajes, realizando retratos de familia como los antiguos fotógrafos minuteros. “Lo hago por el placer de contar y también por responsabilidad. Es la época de trabajar, de hacer cosas. Y estoy cansado de ver baratijas cuando hay oro”.

Lo más complicado para un proyecto así es la financiación. “La administración va a un ritmo medieval, llevan ruedas de hierro. Y yo no puedo esperar. Para eso los americanos funcionan muy rápido. Si algo vale, se hace; si no, se descarta”. ¿Y cómo logrará los apoyos? “Es la pelea de todos los días. Creo en estas historias y cuando las muestras te das cuenta de que hay que hacerlo. Siempre he sido asalariado y eso te acaba atrapando. Ahora soy libre y estoy buscando mi propia forma de vivir”.