La compañía de teatro aficionado almeriense Dromoscopio consiguió que el aforo del Apolo se cubirera casi por completo, con motivo de la representación de La casa de Bernarda Alba, en la noche del pasado viernes. Una versión del drama lorquiano, dirigida por Julio César Ramírez, en la que este grupo ha propuesto una versión peculiar y no exenta de riesgo, de este representadísimo texto dramático, en el que aparece la danza como elemento alternativo, además de otros matices que se pueden considerar también de aportación propia. Especialmente característicos son los cuadros alegóricos que anteceden a determinados momentos de la narración, suavizando de alguna manera la tensión dramática. En cuanto a la interpretación, y siempre dentro del contexto del teatro aficionado, cabe destacar el personaje de Poncia (Mercedes Gutiérrez) y Angustias (Mar Campra).
Mientras que Poncia es capaz de soportar el peso de la escena en bastantes pasajes de esta versión, en el de Angustias, se aprecian una indiscutible naturalidad muy de agradecer.
El papel estelar de Bernarda (María Elena Ramírez) fue desempeñado con contundencia, mientras que se apreció un evidente contraste entre los personajes de Martirio (Dita Ruiz) y Adela (Sofía Cara).
El público aplaudió en varias ocasiones la resolución de los cuadros emocionalmente más intensos y dedicó una larga ovación a la compañía al concluir la obra. Un éxito que debe servir a Dromoscopio tanto para la satisfacción como para la reflexión.
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