Jesús Herrera “Vamos a un país de gomaespuma, de nada sirve nuestro patrimonio cultural” pay

Marta Rodríguez
22:20 • 26 oct. 2012

Este es el relato del encuentro con un hombre que, a pesar de tener una naturaleza alegre y socarrona, estos días siente la necesidad de comunicar unos pensamientos que no son precisamente una fiesta. Ésta es una aproximación a la conversación con un actor que tuvo más momentos serios que carcajadas, pero desde la responsabilidad que han de tener los medios de comunicación, ahora más que nunca, esconde entre líneas un mensaje esperanzador. Éste es un ‘De tapas con...’ Jesús Herrera.


Aunque se considera un tipo de lo más normal, Jesús Herrera (Granada, 1965) es tan peculiar que consigue montar un ‘show’ hasta para elegir el lugar en el que desea celebrar esta entrevista. “¿Cómo se llamaba este sitio, hermano?”, pregunta al camarero del bar en que se encuentra y del que es asiduo y al que volverá junto a la periodista dos días más tarde.


Se trata de La Carreta, un restaurante argentino ubicado en una calle perpendicular a la Avenida del Mediterráneo. Lo suficientemente cerca de su casa y del colegio de la niña de sus ojos, Irene, su hija, que suma cuatro años y medio, a la que irá a buscar volando en cuanto perciba que se aproxima la hora a la que suena la sirena.




“Tengo sólo cuarenta minutos. No sé si nos dará tiempo”, recibe apresurado a la entrevistadora, que llega tarde a la cita haciendo honor a la no siempre merecida fama del gremio. El intérprete abandona raudo la barra y pasa revista a varias mesas pensando en la fotografía que se le tomará después. “Esta misma, luego si es necesario me cambio”, sugiere.


Como buen conocedor de la carta, aconseja qué pedir y para él elige chorizo criollo. Choca su caña de cerveza a modo de brindis y va al grano: “Bueno, ¿de qué quieres que hablemos?”. “Simplemente de la vida. Ni más ni menos”, contesta la periodista. Y entonces se refiere a sus bodas de plata sobre los escenarios y a que no ha conocido un parón como el que sufre en la actualidad.




“Ahora mismo estoy con muy poquitas cosas. Yo llevaba cuatro proyectos más o menos estables, aparte de los puntuales que iban surgiendo, pero está todo parado. También es complicado que este oficio te dé una estabilidad, pero uno se ha ido defendiendo durante mucho tiempo. Justo ahora cumplo 25 años en las tablas y nunca me había parado de esta manera”, confiesa con preocupación.


Actor y no empresa
Herrera no culpa a nadie de su situación y asume sus propios errores. “Soy actor y me la he jugado de esa manera.Yo no soy empresa. He corrido mis riesgos y a lo mejor tenía que haberme movido de otra forma y buscar otras vías”, reconoce.




Sin embargo, es crítico con su Almería del alma, en la que se estableció en los 90 por amor a su ‘Carmencica’ (“eso ya lo sabe todo el mundo”, dice restándole importancia). “Aquí ocurre algo que no pasa en otros sitios. Se vive muy bien, tenemos un sol maravilloso y eso es bueno. Pero, por otro lado, hay una desidia de no conocer las tendencias por las cuales se mueven los círculos del arte. Aquí no hay una proyección ni una difusión de lo que hoy en día se está haciendo ni en Andalucía ni en España ni en Europa. No existe ese interés”, analiza, al tiempo que se refresca dando un sorbo a la cerveza.


La situación general del país tampoco escapa de sus reproches, sobre todo por el hecho de que la animación se impone cada vez más a la cultura. “Es mucho más interesante tener colchonetas, saltos, brincos y música a tope que un conciert


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