Un día, José Bermúdez se decidió a coger su bolígrafo Bic y unas cuartillas y comenzó a escribir. Hacía ya mucho tiempo que venía coleccionando momentos mirando el mar desde la ventana de su casa de El Zapillo. Muchos años en los que siempre tenía en mente escribir la primera palabra de un poema, de una novela quizás.
Su vida no había tenido desperdicio. Su juventud en la Argelia que estaba viviendo las convulsiones de la independencia y, luego, su vuelta a España. Su paso por Alicante y su residencia definitiva en Almería.
Sobre todo, aquellos primeros setenta, cuando puso en marcha la discoteca Play Boy en los bajos del Gran Hotel Almería. Él era para todos ‘Pepe el del Play Boy y no le quedaba mucho tiempo para las ensoñaciones literarias en aquel apasionante ambiente del primer local de almería considerado moderno y con clase. Entonces era necesario encarnar a la perfección el papel de propietario de una discoteca. Vestirse adecuadamente y ejercer un protagonismo social a la altura de las circunstancias, cultivando las mejores relaciones con artistas como Julio Iglesias y Rocío Jurado, actrices como María Shnaider o boxeadores como Pedro Carrasco y Urtain. La Almería de aquella época se había sacudido el pesado manto de la postguerra y comenzaba a estirarse después de las urgencias del desarrollismo. La libertad parecía estar al alcance de la mano y Play Boy era el punto de encuentro de la modernidad almeriense. Después del Play Boy vinieron otros proyectos, otras iniciativas empresariales que tampoco dejaban lugar a la literatura.
Casi sin esperarlo
Pero un día, casi sin esperarlo, tomó su bolígrafo Bic y comenzó a escribir. Primero, unos poemas breves y entrañables, perfectamente encajados en la familiaridad de lo cotidiano. a partir de esa primera experiencia. Ya no se detendría la historia de José y la literatura. Sus carpetas se fueron llenando de poemas cuyos primeros versos le sorprendían mucho, porque él no hablaba así. Poemas en los que José fue descubriendo que llevaba un escritor dentro que siempre le había acompañado sin reclamar un espacio propio. Ese escritor que miraba el mar sin descanso hasta que un día la imagen del Fortuna entrando en el Puerto desencadenó la historia.
‘El Trasatlántico’ es el primer título que José Bermúdez va a entregar a la imprenta. Una historia en la que aparecen sus recuerdos de Argelia, sus inquietudes sociales más cercanas en el tiempo y una historia que es deudora de la realidad y de la ficción casi a partes iguales.
José tiene ahora el tiempo de su parte y el apoyo de Cristina, su mujer, a la que conoció en aquellos años dorados de Play Boy. La misma que ahora le anima a escribir y que oficia de admiradora de primera fila de su textos.
A José se le ilumina ahora la mirada recordando aquellos personajes que conoció cuando trabajaba de camarero con sólo 18 años en el Grand Café Riche de Orán, en pleno Boulevard Clemenceau, al servició del señor Tabarot, dirigente de la OAS. O al señor Georgeopoulos, también implicado en la organización contraria a la independencia de Argelia. Personajes de novela que fueron reales y que ahora José los ha convertido en literarios para contar una historia de amor en la que aparecen muchas de sus experiencias personales y que también se sumerge en la actualidad recogiendo fenómenos como la Primavera Árabe o las contradicciones del mundo actual.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/5/vivir/34376/jose-bermudez-encuentra-al-escritor-que-siempre-fue