Su vinculación con el cine comienza mucho antes de que decidiese dedicarse al cine: su padre fue parte del equipo de producción español de ‘Lawrence de Arabia’, por lo que de niño tuvo su primer contacto con una tierra a la que volvería años después para trabajar como asistente de dirección en títulos como ‘El cóndor’, ‘Nunca digas, nunca jamás’ o ‘Indiana Jones y la última cruzada’. Ahora, Carlos Gil (Madrid, 1948), que en solitario ha dirigido tanto televisión (‘Hospital Central’) como cine (‘School Killer’, ‘Alas rotas’), ha regresado a Almería como jurado de la sección internacional del festival de cortometrajes.
¿Qué tal la experiencia como jurado en el festival?
No conocía el festival, es la primera vez que vengo. Ha sido una sorpresa y un honor que me llamaran para ser jurado por la nostalgia que tengo hacia Almería: al principio de mi carrera, y bien avanzada, rodé mucho aquí.
Sí, muchas veces: en ‘Indiana Jones y la última cruzada’, en la serie ‘Reina de espadas’... ¿Qué recuerdos tiene de su trayectoria ligada a esta tierra?
Lo que más recuerdo es que casi me casé con una almeriense, allá por el año 1967. Recuerdo, mucho más de lo que he podido dirigir aquí, mis tiempos de ayudante de dirección, cuando empezaba en títulos como ‘El valle de Gwangi’ o ‘Marco Antonio y Cleopatra’. Aquí me divertí mucho, Almería era mi casa: una vez pasé casi tres años enlazando una película con otra.
¿Conocía Almería de antes?
Mi conexión con esta tierra empezó mucho antes de hacer cine. Yo soy segunda generación: mi padre era director de producción en grandes superproducciones americanas que se hacían en España y la primera vez que vine fue, precisamente, con ‘Lawrence de Arabia’, cuando tenía doce años.
¿Cómo vivió aquello?
Me traía completamente sin cuidado (risas). Era un niño, a esa edad el cine me daba igual. Luego, por circunstancias de la vida, me dediqué a esto aunque no era mi vocación. Eso sí, me gustaba el cine; de hecho, aprendí más que haciéndolo, viéndolo, ya que era un niño rebelde y conflictivo. En Madrid nunca iba al colegio: hacía novillos y veía dos películas por la mañana y dos por la tarde. Así aprendí a ver cine.
¿Qué película de las que rodó aquí le trae mejores recuerdos?
El cine es como una relación sentimental, cada película tiene sus momentos. Lo único que te puedo decir es que no tengo ningún mal recuerdo.
En 2001 dio el salto a la dirección en solitario con ‘School Killer’. ¿Por qué tardó tanto?
Realmente lo di mucho más joven, sólo que desde 1973 hasta 1990 trabajé en Hollywood, y a partir de 1984 empecé a dirigir segundas unidades. A mí lo que me ha gustado siempre es el cine de acción, así que allí trabajé muchos años con los grandes estudios y sobre todo con la Cannon: allí compaginaba ser productor asociado en las películas de Chuck Norris y al mismo tiempo era director de segunda unidad en títulos como ‘Delta Force’ o ‘Las minas del rey Salomón’. Allí ya dirigía y al volverme a España --el mayor error de mi vida a nivel profesiona
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