Carmen Enríquez “Carmen Polo no era demasiado inteligente pero sí era ambiciosa”

Carmen Enríquez “Carmen Polo no era demasiado inteligente pero sí era ambiciosa”

Evaristo Martínez
23:40 • 12 ene. 2013

Durante casi veinte años fue corresponsal en la Casa Real para Televisión Española, donde también fue jefa de Política Nacional en los informativos. Después de tres exitosos libros sobre nuestra monarquía --‘Tras los pasos del rey’, ‘Doña Sofía. La reina habla de su vida’ y ‘Los príncipes. Preparados para reinar’--, la periodista Carmen Enríquez (Berja, 1946) acaba de publicar ‘Carmen Polo. Señora de El Pardo’ (La esfera de los libros), una obra en la que repasa la figura de la mujer de Francisco Franco.


Pregunta- De la Familia Real a Carmen Polo. Ha cambiado totalmente de registro...
Respuesta-  Es verdad que ha sorprendido a mucha gente, porque la mayoría de personas me asocian con el tema de la Casa Real, pero la propia editorial, La esfera de los libros, quería desde hace tiempo que trabajara con ellos, y estuvimos viendo varias posibilidades, además de que yo también quería poner un poco de distancia con el tema de casas reales. De los personajes que barajamos el que más interesante me pareció, más que nada por la época, fue la mujer de Franco. Esa es la razón por la que me metí en esta aventura.


P- También es un personaje sobre el que no se había escrito demasiado...
R- No, se ha escrito muy poco. Hay que tener en cuenta que el foco informativo estuvo durante toda la dictadura en Franco pero sobre ella había algunas referencias, y no demasiado buenas en general. Por eso me movió la curiosidad y pensé que a las personas que leyeran el libro les movería esa misma curiosidad para conocer más a fondo a una mujer que aunque no tuvo un poder real sí tuvo una enorme influencia, sobre todo en la vida social, las costumbres, el papel de la mujer...

P- ¿Cómo es la Carmen Polo que retrata en el libro?
R- Creo que Carmen Polo no era demasiado inteligente pero sí ambiciosa, en el sentido de que desde pequeña le inculcaron que podía ser una mujer importante en apoyo de un hombre también importante. No se sabe por qué extraña razón ella vio algo en Franco, que era alguien muy poco atractivo, con voz aflautada, bajito. Ambos se quedaron prendados el uno del otro. A partir de ese momento luchó para que su familia consintiera que se casara con él, porque no lo querían ni en pintura: su padre decía que casarse con un militar era igual que hacerlo con un torero, porque te podías quedar viuda enseguida. Lo más sorprendente es que ella creyó firmemente en que Franco iba a llegar a muy altos destinos y se puso al servicio de la causa, y en ese sentido fue totalmente consecuente toda su vida.

Ella estudiaba en cada destino que tenía Franco cuál era el papel que le correspondía hacer para que su marido quedara bien. Era esa figura femenina que apoya el papel del marido, que hace un poco de líder del resto de mujeres de los militares practicando una caridad muy de la época. Por supuesto, en ningún momento apoyaron un desarrollo firme de la mujer ni de que tuviera su espacio en la sociedad; al contrario, siempre tenían que estar a la sombra de sus maridos.

Y conforme Franco fue ascendiendo en la escala social ella se dejó halagar y elogiar, y lo que hizo fue optar por una vida de mucha ostentación, de mucho lujo, muy de apariencia. Franco era quien era, un dictador, y eso no le gustó ni estuvo muy conforme con ello. Es un contraste curioso, porque en El Pardo había por una parte una vida más de oropel y de brillar en sociedad y por otro lado las costumbres austeras de Franco.




P- ¿Y cómo era la relación personal del matrimonio?
R- Al principio mejor que al final. Ella se dejó influir mucho por su camarilla, por su corte de aduladores, y Franco miraba para otro lado para mantener la paz del hogar, pero gustarle no le gustaba. La relación fue, desde luego, de un sentimiento de cariño y amor muy fuerte pero al final ella manejó mucho el cotarro: después de la muerte de Carrero, fue ella quien se empeñó e influyó para que Arias Navarro fuera presidente del Gobierno y no Nieto Antúnez, que era la persona que había elegido su marido. Franco se llegó a dar cuenta de que estaba manipulando demasiado y eso no le gustaba.


P- ¿Cree entonces que Carmen Polo llegó a influir en algunas decisiones de Franco?
R- Sí. En los últimos cinco años de su vida, Franco estaba muy deteriorado, aunque no lo reconocieran ante la opinión pública: estaba muy tocado con el Parkinson, estaba ausente, apenas hablaba, no se comunicaba ni con la gente más íntima... La única persona con quien tuvo una relación muy fuerte de cariño y confianza fue con su hija, con Carmencita. Entonces Carmen Polo sí se aprovechó: fue cuando montó con el Marqués de Villaverde y con Alfonso de Borbón Dampierre la historia de la boda de su nieta para conseguir que fuera princesa; eso fue un empeño personal de ella. En esos últimos años fue cuando Carmen Polo influyó más. 




P- También habla sobre la relación de Carmen Polo con los entonces príncipes de Asturias, especialmente con Sofía. ¿Cómo era?
R- La Reina tiene mucho encanto y cuando ella llega a España se ofrece para ayudarla, para amueblar la habitación de las infantas, incluso le facilita el conocimiento de la alta sociedad y la gente influyente del franquismo... Pero conforme fue pasando el tiempo y se dio cuenta de que Franco iba a desaparecer y quienes le iban a sustituir eran los príncipes le cogió bastante encono. Sobre todo a raíz de la boda de su nieta, cuando Juan Carlos va a ver a Franco y le dice que es imposible que Alfonso de Borbón sea nombrado príncipe. De alguna forma, ella les culpa de que su nieta no pueda tener el título de princesa y a partir de entonces les hace feos, los ningunean, no los invitan a actos oficiales... Es más, la Reina, en el libro de Pilar Urbano, dice que en ese momento Carmen Polo se volvió una manipuladora y una intriganta.


P- En el libro cuenta que su hija sí quería que Franco dejara el cargo, pero Carmen Polo se oponía.
R- Ella no quería perder el poder y sabía perfectamente que cuando su marido falleciera aquello iba a desaparecer, quizás no de una manera tan rápida como sucedió, pero lo sabía. Y sin embargo Franco le dictó el testamento a su hija, que veía que su padre estaba mal, que no estaba en condiciones. Después de la tromboflebitis piensan que no va a recuperar el poder y es el Marqués de Villaverde quien coge a su suegro por banda y le dice que está perfectamente y le convence para seguir. Carmen Polo quería perpetuarse, de ahí lo de la nieta y otras maniobras. Eso sí, cuando Franco muere y ella ve que la historia se ha acabado, el resto de los años, hasta su muerte en 1988, dio poco que hablar.




P- ¿Qué dificultades ha encontrado en el proceso de elaboración de ‘Carmen Polo. Señora de El Pardo’? ¿Se han cerrado muchas puertas?
R- La principal dificultad es que la gente próxima a Carmen Polo no ha querido hablar, salvo Mayte Spínola, una pintora que pese a la diferencia de edad era muy amiga. Ha habido tres personas próximas a Carmen Polo que me dijeron que iban a hablar conmigo y después rectificaron diciendo que lo habían consultado con su familia y que les habían dicho que de ninguna manera hablaran con una periodista. Es gente que le gusta poco los periodistas (risas). Mi argumento es que quería hacer una biografía lo más equilibrada posible y si la gente más próxima a ella, que le tenía cariño y aprecio, no hablaba, el libro iba a salir más crítico. Yo estaba dispuesta a reflejar lo que dijera cada uno. Pero no todo pueden ser testimonios, y además muchos de sus coetáneos han fallecido, por lo que también ha habido una exhaustiva labor de documentación.


P- ¿Y si Carmen Polo levantara la cabeza...?
R- Se volvería a morir (risas). No tiene nada que ver, no le iba a gustar nada el panorama, pero sobre todo no le iba a gustar el panorama de su propia familia.


P- Cambiando de tema. ¿Qué le pareció la entrevista, tan comentada, de Jesús Hermida al Rey?
R- Después de haber estado tanto tiempo siguiendo a la Familia Real sé perfectamente que una entrevista sin preguntas pactadas es imposible. Y no en este caso. He tenido la oportunidad de hacer un par de entrevistas con gente de familias reales europeas y por supuesto tuve que presentar las preguntas, y algunas me dijeron que no las hiciera. ¿Es censura? Pues no lo sé, pero el problema es que la gente piensa que los reyes son como los gobernantes o los políticos, y no es lo mismo.

¿La entrevista de Hermida? Fue la típica entrevista de Hermida: él es quien es y tiene su peculiar forma de ponerse delante de una cámara y de decir las cosas como las dice y de gesticular de la forma en que lo hace. Yo no seré quien lo critique porque en esas cosas siempre hay un poquito de envidia: como a todo el mundo le hubiera gustado entrevistar al Rey y al final lo ha hecho Hermida, vamos a poner a parir a Hermida. Él ha sido un referente en el periodismo español, con una forma de hacer periodismo muy peculiar, por supuesto, pero cuando estábamos estudiando Periodismo y lo veíamos en televisión nos encantaba.

Y pensar que al Rey se le puede plantear una entrevista en según qué términos... pues no. Pero ni al Rey ni al presidente del Gobierno. ¿O en las entrevistas que se han hecho a Felipe González o a José María Aznar se ha podido preguntar libremente?


P- Por último, usted que conoce a fondo a la Familia Real, ¿cómo cree que será el año 2013 para la monarquía? ¿Mejor o peor que el que se ha terminado?
R- Hasta que no se resuelva el tema de Urdangarín, en un sentido o en otro... Yo no le disculpo por lo que ha pasado, porque creo que no es disculpable desde ningún punto de vista, pero también digo que el malo de la película es Diego Torres. Él vio en Inaki Urdangarín a alguien de quien aprovecharse por su condición de yerno del Rey para conseguir lo que él no hubiera conseguido nunca. Y ahora está utilizando la técnica del ventilador. Evidentemente, Iñaki se benefició de esto, no siguió los consejos de la Casa Real y se dejó tentar y llevar por la codicia, y no tenía que haberlo hecho. Pero el cerebro de todo esto no es Inaki Urdangarín sino Diego Torres: lo veo nítido y claro. Eso sí, esto es lo más grave que ha ocurrido en la Casa Real desde que el Rey es Rey: lo demás son anécdotas.



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