“Una hora más tarde intuyo entre la niebla lo que parece Cabo Norte. Por primera vez me relajo. Sée que voy a llegar a este Finisterre ártico. Recuerdo Ghunsa y mi llegada al final de la travesía del Himalaya. Esto es tan diferente... Aquí alcanzar la meta significa abandonar la soledad y el silencio. No obstante, el simbolismo del lugar lo justifica todo”.
Javier Campos escribe al final de su expedición, todavía con el cansancio en el cuerpo, para dejar constancia en su blog, ‘Tierras de aventura’, de que, al fin, ha llegado. Es importante, porque muchos amigos en muchos países han seguido su gesta con el alma en vilo. Incluso han seguido su día a día en tiempo real a través de Race Tracker (javiercampos.racetracker.es), pero no es lo mismo. Hay que decirles que está bien. Y, además, quiere escribir lo que ha sentido antes de que el sueño lo venza, antes de que ese momento sea un recuerdo.
“Me acerco al monumento metálico por el que he peleado casi cuatro semanas”, continúa escribiendo. “Estoy a punto de convertir en realidad otro sueño más. Me gano mis privilegios a pulso. El mar, oscuro y agitado, conforma el paisaje ideal para este momento de dramatismo y felicidad. Después de tanto esfuerzo, sólo se me ocurre pensar que ha estado bien, que ha merecido la pena”.
850 kilómetros caminando
Es el lunes 11 de marzo, y poco antes, a las 11.30 horas y a 18 grados bajo cero, el almeriense ha llegado caminando hasta el Cabo Norte, en pleno invierno noruego.
Atrás han quedado 25 días de travesía a través de 850 kilómetros de tundra y ríos helados, empezando el 15 de febrero en Rovaniemi, Finlandia, justo en la línea del Círculo Polar, y pasando por localidades con nombre vikingo: Kittila, Inari, Karigasniemi, Karasjok Honningsvag...
Empezó arrastrando una pulka (especie de trineo de fibra de vidrio), con unos 70 kilos de material y suministros, pero en un momento dado, poco después de la mitad del trayecto, la dejó en un pueblo y continuó con lo que pudo cargar en una mochila. Se la jugó a la última carta, y salió adelante. Ahora, en resumen, recupera algunos datos: la temperatura mínima que ha sufrido: 32 grados bajo cero. Distancia máxima recorrida en una jornada: 48 kilómetros.
Todo a la última carta
Javier Campos, que es zapillero y todo un veterano en estas lides de la montaña y las expediciones extremas, único ser humano hasta ahora que ha atravesado en solitario la Alta Ruta del Himalaya en invierno, también rememora a los patrocinadores que le han permitido llegar hasta aquí: la Diputación Provincial de Almería y la Mancomunidad de Municipios del Bajo Andarax, con la colaboración de reconocidas marcas del mundo de la montaña y los deportes extremos como Haglöfs, Bestard, Adidas y Greenland Adventures.
En las últimas jornadas, además, varias tormentas de ventisca lo han puesto casi contra las cuerdas. ¿Sería posible que casi al llegar todo se torcería..? Al final, volvió a jugársela: “Dejo peso en Honningsvag y decido ir a por Cabo Norte sin más dilación”, escribe. La meteorología lo ayuda, y llega.
Ahora, “sentado cómodamente tras el cristal empañado del bus turístico que baja escoltado por las quitanieves”, ve pasar el paisaje que hace sólo unas horas, “me envolvía en completa soledad”, añade. “Es como si me hubiesen cambiado de planeta”.
“Lugar espectacular. Te preparo el texto final para el domingo”
Durante toda la expedición ‘Círculo Polar’, la última que ha emprendido el aventurero almeriense Javier Campos, LA VOZ lo ha acompañado como una suerte de medio oficial de su gesta. En estas páginas ha publicado cada domingo un texto exclusivo para el periódico, escrito en las largas horas sin luz del invierno de Laponia, en medio de condiciones extremas de frio y agotamiento.
“La línea del Círculo Polar es solo algo imaginario”, escribió en su primera entrega, publicada el 17 de febrero. “No importa demasiado si estás unos kilómetros al sur o al norte. Sin embargo, simboliza el límite del reino del frío. Por encima del paralelo 66 el invierno es de oscuridad permanente y de temperaturas inhumanas. Seguramente por ello, Santa Claus decidió instalarse por estas tierras. Aquí se inicia mi aventura rumbo a Cabo Norte, la estribación más septentrional del continente, donde rompen las olas del Océano Ártico...”.
Ayer, recibimos por la mañana un mensaje la noticia de su llegada a su destino, que sabíamos inminente por el seguimiento en tiempo real en la web de Race Tracker. “Ayer a las 11.30 llegué a Nordkapp”, decía. “Lugar espectacular y condidiones muy extremas. No llegaré a Almería hasta el lunes o martes. Te preparo en estos días el texto final para el domingo...”.
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