Un mañana para vivir la cultura maorí junto a Sarah Lark

Como si se tratase de un auténtico líder juvenil y acabase de entrar por la puerta el mismísimo Justin Bieber, los alumnos más pequeños del Colegio Público Padre Méndez de la capital recibieron ayer entre gritos a la escritora Sarah Lark. Y no era para menos. Después de meses descubriendo la cultura maorí a través de los libros de esta autora alemana afincada en el Levante almeriense y cuyo verdadero nombre es Christiane Gohl, era para estar emocionados.

Las actividades, celebradas a lo largo de la mañana en el centro, supusieron un fin de fiesta acorde con la intensidad con la que han vivido el proyecto. “La idea era que conociesen a los maoríes y sus curiosidades. Seleccionamos el tema porque nos pareció muy atractivo. Es una cultura tan distinta a la nuestra y el simple hecho de que estén en las antípodas les llama mucho la atención”, explicó la jefa de estudios del colegio, María del Mar Ventura.

Actividades

Las instalaciones estaban decoradas con una exposición a base de materiales elaborados por los niños e inspirados también en la visita de Sarah Lark. De un mural   titulado ‘Diccionario maorí’ a carteles con información acerca de su arte de máscaras y tatuajes, pasando por cuestiones como la colonización, la muestra refleja que el trabajo ha tratado diversos aspectos y ha abarcado distintas disciplinas. “Cada profesor se ha basado en lo que ha querido dentro de Lark y la cultura maorí”, dijo.

A continuación, los niños de 1º y 2º de Primaria, vestidos con materiales reciclados inspirados en la jornada, dedicaron a la escritora un baile de bienvenida. “Me he levantado creyendo que venía a Almería y resulta que estoy en Nueva Zelanda, esto es una sorpresa para mí”, bromeó la autora de la ‘Trilogía de los maoríes’. El año pasado el invitado fue el escritor Antonio Orejudo.

Por último, sesenta alumnos tuvieron la oportunidad de trasladarse hasta la biblioteca, donde Lark les habló de su oficio y de su pasión por los caballos. Algunos privilegiados incluso le plantearon preguntas, como por qué vivía en Almería. “En Alemania pasaba mucho frío. De niña, mis padres me llevaban los veranos de viaje a Italia y allí estaba mucho mejor. La primera vez que vine al Levante decidí que quería vivir aquí y ahora tengo un refugio para caballos que necesitan hogar en Los Gallardos. Los caballos son el amor de mi vida”, confesó.