Eric Frattini “Quiero largarme de España lo antes posible, ya no me gusta este país”

Evaristo Martínez
01:00 • 01 jun. 2013

"¿Es que no hay nadie en esta ciudad?”, pregunta mientras caminamos hacia la Plaza Vieja. Le sorprende esa quietud tan almeriense de la ciudad a la hora de la siesta, una calma que contrasta con su ritmo y efervescencia: acaba de almorzar en un céntrico bar de tapas nada más pisar Almería y en unas horas cerrará en la Casa de las Mariposas el I Congreso Solidario ‘Historia y Misterio’, organizado por la editorial Círculo Rojo a primeros de mayo a beneficio del Banco de Alimentos. Una brevísima pausa en el hotel para cambiarse de camisa, otra parada para comprar un recuerdo en una tienda de ‘souvenirs’ y Eric Frattini (Lima, 1963) está listo para atender a LA VOZ en compañía de Alberto Cerezuela, editor de Círculo Rojo, una Coca-Cola y dos de sus libros, el ensayo ‘Los cuervos del Vaticano’ y la novela ‘La lenta agonía de los peces’, recién salida del horno.


“Estuve a punto de comprarme una casa aquí, en el Cabo de Gata, pero el destino hizo que cambiase de opinión y al final lo hice en Italia”, dice. Su voz resuena bajo los soportales de la Plaza Vieja tan viva como su espíritu de reportero y su alma de investigador: ha cubierto diecisiete conflictos bélicos y viaja de aquí para allá logrando documentos inaccesibles para otros, papeles que le han permitido radiografiar los armarios de la CIA, el KGB, el Mossad, el MI6, la ONU, la Cosa Nostra y el Vaticano, su gran especialidad. “Es que el Vaticano tiene muchos secretos”, asegura entre risas. “Es la única organización que lleva viva 2013 años y tiene muchísimo poder e influencia: intereses en medios de comunicación, en industrias de preservativos, en empresas que fabrican Viagra... Una cosa es la parte religiosa y teológica y otras son sus intereses económicos”.


No da puntada sin hilo. Sus investigaciones le llevaron a publicar en octubre de 2012 ‘Los cuervos del Vaticano’, donde además de presentar documentos en los que el presidente del banco vaticano reconoce controlar sociedades en nueve paraísos fiscales predijo la renuncia del papa Benedicto XVI. “Me pusieron a parir pero a los periodistas nos pagan --o nos pagaban, que está la cosa muy difícil-- para eso, para analizar hechos que desemboquen en algo. Yo dije que el anterior papa había dado señales de que tenía ganas de largarse, frases sueltas que cuando las analizas te sorprenden, como cuando afirmó que Scola sería un buen sucesor de la cátedra de Pedro”.




Tras saltar la noticia su móvil empezó a echar chispas, y aún sigue sonando a cada paso que da el papa Francisco. “En aquellos días concedí 141 entrevistas para todo el mundo: cuando terminaba con los españoles, empezaba con los latinoamericanos”, recuerda. Del nuevo pontífice destaca su “carácter mediático” y que procede “del barro, no del mármol de Carrara” pero afirma que de momento no ha tenido ningún gesto político. “A los católicos les cuesta ver que cuando se reúnen los 115 cardenales bajo la Capilla Sixtina se elige al líder espiritual de 1.500 millones de personas pero también al jefe del Estado vaticano, así que tienen que reinar pero también gobernar”.


¿Y Frattini, es católico? “Lo fui pero ¿sabes qué? He cubierto diecisiete guerras, y o Dios está de vacaciones o no creo que haya algo que te haga matar a un millón de personas a machetazos en Ruanda, ni creo que estuviera muy activo cuando Croacia se declaró independiente y empezaron a matar a bosnios musulmanes”. Se pone serio al hablar de estos temas. También cuando se le pregunta por qué asegura, al poco de sentarnos, que está cansado de España. “Mi idea es largarme lo más rápidamente posible. No me gusta este país, ni sus políticos, ni esta sociedad en la que o eres rojo o eres facha. Es asqueroso, repugnante. Y como puedo permitirme ese lujo, me voy. No es que en Italia estén mejor pero me iré con la mirada de un extranjero”. ¿Algo le haría cambiar de opinión? “Despedir a esta ralea política que tenemos. Puedes ponerlo así: ralea. Hemos perdido a más de medio millón de jóvenes preparados y nadie nace nada, de ningún color: les importa tres carajos”.




El eco de sus opiniones sigue rebotando en la Plaza Vieja mientras pone rumbo a la Casa de las Mariposas. Eso sí, ha recuperado su enorme sonrisa.


Plaza Vieja Alejandro

1 Coca-Cola
1 café cortado
Total: Cortesía de la editorial Círculo Rojo





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