Leerla produce el gozo de perderse en un texto impecable y sincero. Pero también da rienda suelta al dolor y al miedo a perder ciertas cosas que todo ser humano alberga. Leer a la escritora Luna Miguel (Madrid, 1990) en su último poemario, ‘La tumba del marinero’, publicado por La Bella Varsovia, es una lucha interna entre no poder parar de avanzar a través de sus páginas y desear alejarte de ellas y de lo que contienen: lo feo, lo triste y lo incómodo que, en su voz, en su pluma, adquieren sorprendente belleza.
“Siempre he dicho que el reto del arte que a mí más me interesa es el de convertir lo más feo en lo más bello y atractivo. Pienso en textos que van desde Marcel Schwob hasta Leopoldo María Panero, pasando por pintores desde Goya hasta Aleksandra Waliszewska. Lo oscuro reina nuestro mundo. Hagamos de lo oscuro algo hermoso”, argumenta en una entrevista a LA VOZ la joven poetisa, que hoy trabaja como periodista y editora en Barcelona.
Lo marino
Esta ‘tumba del marinero’ debe su nombre a “una suerte de casualidades relacionadas con lo marino, las anclas y el color azul” que fueron a su encuentro mientras escribía el libro. “Y porque lo llevo tatuado en el brazo derecho: Sailor’s Grave. Un título y una marca de por vida”, indica.
El poemario está estructurado en diez capítulos en función de la forma de los textos. Así, hay partes cuyos poemas son muy breves, otras en las que todo está escrito en prosa, y otras que son un solo poema dividido en secciones. “Además casi todas se corresponden con el tiempo en el que estuvieron escritas. Casi a modo de diario”, expresa la joven autora.
El resultado global es algo muy íntimo. Algo que cuenta una historia aunque sea de manera desordenada. “Más que preguntarme por la existencia, me pregunto continuamente sobre la ‘no existencia’. Sobre el miedo a perder las cosas. Es un libro de preguntas. Un catálogo de incertidumbre”, confiesa.
Producción
Pese a su juventud, Luna Miguel es autora de cinco libros de poesía. Además, tres selecciones de sus obras se han editado en el extranjero. Ha coordinado varias antologías y traducido a diversos autores y colabora con la revista ‘S Moda’.
Hija de los editores de El Gaviero Ana Santos y Pedro J. Miguel, Luna vivió durante mucho tiempo en Almería. “De allí me viene lo familiar y lo marítimo. Es inevitable que todo lo que allí aprendí no aparezca reflejado en estos versos y en los de siempre”, reconoce,“aquello es para mí un desierto lúcido de calor y amor”.
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