Dos días de flamenco en San José

La Molina de San José acogió durante dos días, el pasado martes y miércoles, un clásico de la cultura del municipio nijareño: el festival ‘Noches de Luna y Flamenco’, una de las grandes apuestas por el arte jondo que han echado raíces en la programación cultural de los veranos en la provincia.

En la primera jornada, el escenario recibió a la bailaora Loles de Los Reyes, quien dejó al público pendiente de sus pies con un baile de raíces, en muy poco espacio, sin apenas moverse, en el que cada gesto contaba. Para ella, el joven Jesús Corbacho cantó por derecho para el baile unas alegrías y una  soleá por bulerías. Luego interpretó una zambra de Caracol, malagueñas y soleá.

Llegó entonces el turno de Gema Caballero, que interpretó temas de su disco en el que se incluye un homenaje a Enrique Morente y tangos. La cantaora estuvo acompañada al toque por Pedro Barragán, un guitarrista con un toque personal y un gusto exquisito para acompañar al cante.

Segunda jornada

Con la Luna escondida en su fase nueva (ironías, o tal vez poesía, de los astros), el parque de San José volvió a vibrar en la noche del miércoles con la segunda jornada del festival.

Comenzó la velada con la bailaora almeriense Rocío Garrido, que en su línea de fuerza y vigorosa estética subió al escenario con unas alegrías, acompañada por su grupo y por la cantaora Anabel Castillo.

Esta interpretó para el baile alegrías y soleás, y luego, ya en solitario, abordó guajiras y fandangos para clausurar su actuación cantándole a Rocío que se volcó transmitiendo emoción y fuerza a un público entregado.

Por último, la cantaora Joana Jiménez subió al escenario ante más de 800 personas, acompañada de un piano, batería y guitarra para, como se esperaba, derrochar fuerza y energía. Interpretó coplas, su faceta más conocida, y flamenco ortodoxo. Fue alternando ambos estilos musicales, que van de la mano y que ella domina como pocas artistas actuales. El espectáculo lo clausuró con un homenaje a Pastora Imperio, con el patio de butacas en pie al completo y prolongados aplausos.

Para cerrar, Jesús Cortés se subió al escenario para animar a los asistentes a bailar hasta bien entrada la madrugada. E incluso varias bailaoras espontáneas que lo acompañaron en el tablao.