Héroes de Las Menas. Viaje a las minas de Serón en fotos y reflexiones

Héroes de Las Menas. Viaje a las minas de Serón en fotos y reflexiones

Jacinto Castillo
22:54 • 20 oct. 2013

Las fotos de Ramón de Torres que componen la exposición ‘Las Menas de Serón’ hablan por si solas. No son una mera secuencia de imágenes fechadas y localizadas con precisión, sino que, por la intencionalidad del autor y por el trabajo de selección y ordenación de los organizadores de la muestra constituyen una especie de análisis histórico y sociológico capaz de hacer sentir, incluso sensaciones y vivencias. Son , en el fondo, una especie de viaje en el tiempo que permite empatizar con los personajes que aparecen retratados.


El autor

Ramón de Torres no era, propiamente dicho, un fotógrafo documentalista ni un artista, aunque su trabajo tiene bastantes ingredientes de estas dos facetas. Su trabajo en el coto minero era el de responsable administrativo. Pero, el facultativo veratense Francisco Cervantes le encargó un reportaje sabiendo de su habilidad con la cámara fotográfica, y Ramón de Torres realizó un completo trabajo entre los años 1915 y 1916 que ha llegado hasta nuestros días generando un valioso fondo documental.  Quizás sólo quiso reflejar su trabajo, pero demostró un gran talento documental.

Niños, mujeres, obreros, directivos, empresarios, operarios de distintos oficios...El orden social y laboral aparece perfectamente reflejado en esta colección que habla sin palabras de desigualdades extremas que hoy podrían considerarse insoportables en  el mundo desarrollo y que recuerdan las situaciones que se viven actualmente en países de África o en algunas zonas de Sudamérica.

Una visión de tenida de la colección permite reparar en las miradas de desamparo, en el esfuerzo casi titánico para realizar el trabajo, en la miseria expresada en la vestimenta de los mineros y sus familias.  Todos habían llegado en busca de prosperidad, huyendo de la miseria inevitable de los campos de esparto o de los inestables jornales de la uva. En Las Menas encontraron la despiadada realidad de una explotación minera de capital extranjero, pendiente de maximizar sus objetivos económicos a tenor de los vaivenes de la cotización del hierro. Sus directivos  eran en su mayoría  extranjeros obligados a reinventar sus vidas acomodadas en medio de un complejo minero perdido en España.


Exposición 

La exposición  está ahora en Bayarque, en el pueblo donde nació Ramón de Torres,   que refleja de una manera admirable el paisaje humano y social de este entorno durante los años 1915 y 1916.  Antes, la colección estuvo en Serón, cuyo Ayuntamiento es promotor de la exposición, que ha sido posible fruto de la colaboración entre el consistorio seronés y Arráez Editores. Acompaña a esta muestra un excelente libro-catálogo obra del editor Juan Grima, de Juan Torreblanca y Ángeles Cervantes. Bacares será la próxima  escala, concluyendo el periplo en  el Convento de la Victoria de Vera, lugar de residencia de la familia Cervantes, conservadora de la colección. 
Después, irá  a su destino definitivo, el Centro de Interpretación de Las Menas.




Joaquín Milán: Vida de un minero


Joaquín Milán Saez llegó a Las Menas en 1916. Tenía 25 años y una mujer mayor que él, con la que se había casado después de que enviudara de un primo suyo. María de los Ángeles Galindo Martínez había concebido dos hijos en su matrimonio anterior, Antonio y Piedad y ahora dependía de este hombre que, tras salir de Aulago, había deambulado por distintos oficios y que llegó a probar fortuna en Barcelona con sólo diez años, acompañando a su tía María Saez.

En los avatares vividos por Joaquín hasta su llegada a Las Menas la minería y el ferrocarril habían protagonizado la mayor parte de sus esfuerzos.

La salud de Joaquín nunca fue buena. El trabajo en Las Menas se dejó pronto sentir en sus pulmones. Por ese motivo, fue hospitalizado en el propio complejo minero donde trataron de atender su silicosis con escasa fortuna.

A estas alturas, Joaquín se había convertido en un obrero concienciado políticamente. Su vinculación con el mundo del ferrocarril pudo ser la causa de su evolución, pero, en cualquier caso, lo cierto es que este hombre nacido en un entorno dominado por el analfabetismo más profundo llegó a ser un activo divulgador de ideas entre las personas que le rodearon durante toda su vida. 

Socialista convencido y militante sindical, intervino en la huelga que vivió Las Menas en 1922, año en el que concluyó su estancia en este coto minero. Así, las esperanzas que le llevaron a dejar Almería para buscar un futuro mejor se desvanecieron y tuvo que tomar la determinación de volverse a la capital, con su mujer, sus dos hijastros y la primera de sus hijas, Genoveva, nacida en una de las cortijadas cercanas a la mina.

En la más  extrema pobreza Joaquín y su familia llegaron a Almería, sin tener otra opción que alojarse en una de las cuevas de La Chanca. Comenzó a trabajar en el Cable Inglés y eso le permitió encontrar una vivienda más digna, concretamente, en el Patio de la Plaza Bendicho, donde nacerían sus otros dos hijos, Carmen y Joaquín.

Desde su condición de autodidacta. Joaquín llegó a disponer de una buena colección de libros que sus allegados decidieron  quemaron cuando se instauró  la Dictadura de Primo de Rivera para evitarle la cárcel. Joaquín impartió clases gratuitas a los niños de la Plaza y mantuvo su afiliación al Partido Socialista Radical hasta su muerte en 1934.






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