Arturo del Pino (Porcuna, 1972) ha abierto puertas y ventanas del Museo de Almería. En poco más de tres meses, ha diseñado la programación del 80 aniversario, ha ilusionado a su personal y ha creado sinergias.
¿Cómo le surgió la oportunidad de ponerse al frente del Museo?
Estos puestos son de libre designación y fue la delegada [Isabel Arévalo] la que me lo ofreció en una reunión en Sevilla. Me lo pensé, acepté con todas las ganas del mundo y he venido muy ilusionado y cargado de proyectos.
¿Conocía las particularidades del centro?
Sí, porque he trabajado diez años en la Dirección General de Bienes Culturales. Yo conocía bien la parte de Protección de la Delegación de Almería, he venido muchas veces y, de hecho, he coordinado trabajos en la provincia relacionados con cartas arqueológicas, entre otras Pechina.
Llegó en julio. ¿Cómo han sido estos meses?
Intensos y emocionantes. La gente se ha ilusionado mucho con el proyecto y hay muy buen clima. Nunca uno se imagina un museo de esta calidad y este nivel.
¿Cómo se debe llamar, Museo Arqueológico o Museo de Almería?
Es Museo de Almería, aunque popularmente se conoce como Arqueológico porque ha tenido diversas denominaciones a lo largo de su historia. Pero la última, por decreto, es Museo de Almería. En sus fondos también hay materiales que no son arqueológicos, sino etnográficos. Tenemos una colección de cerámica popular muy interesante.
¿Cuáles serán los rasgos fundamentales de su gestión?
Un museo es como un iceberg, la gente ve la parte expositiva, pero también tiene una administrativa y cinco almacenes. Esto es lo más interesante y difícil de digerir para un director. Llegué con la idea de ilusionar a la gente y de ponerla a trabajar para los ciudadanos, a los que nos debemos. Lo primero que hice fue estudiarlo a fondo para diseñar una programación y vi que el año que viene se cumple el 80 aniversario de su apertura al público. Soy una persona que delega y mi personal -somos unos treinta- ya está trabajando en exposiciones, temas de fotografía y de investigación. Eso aparte de un programa educativo.
¿En qué consiste ese programa educativo?
Consiste en captar voluntarios -casi todos profesores jubilados- a los que daremos un curso intensivo de tres meses para que asuman las visitas guiadas para colegios o grupos familiares numerosos. Por otro lado, queremos contar con el Centro de Profesorado para que sean los docentes los que dirijan las visitas cuando vengan con sus alumnos.
A la entrada del museo hay material didáctico para niños.
Sí, estamos trabajando en el diseño de esos materiales y queremos que el museo forme parte del diseño curricular de las aulas. De ahí esos cursos al profesorado. No tienen que venir a ver el museo entero. Lo mismo están dando el Neolítico y quieren descubrir los primeros cazadores/recolectores o los inicios de la agricultura.
Los fondos son completamente desconocidos. ¿Piensa acercarlos a la sociedad?
Claro, el año que viene queremos hacer dos exposiciones con material propio, una con el etnográfico y otra con una selección de las mejores ochenta piezas de nuestros fondos. Será el colofón al aniversario. Otra de las ideas es que el museo viaje por los municipios. Tenemos que salir a la calle y a la provincia para apoyar las iniciativas locales. La idea es que el material vuelva al contexto donde se extrajo.
El programa del 80 aniversario será entonces bastante ambicioso.
Sí, queremos que el museo esté siempre lleno de gente. Por eso vamos a empezar el año con la presentación de nuestra guía oficial. Además, estamos preparando un concurso para elegir la imagen del 80 aniversario, proyecto en el que queremos implicar a la Escuela de Arte y la del Mármol. También me gustaría que el museo apoyase el arte emergente y a los artistas locales. Ya estoy buscando una sala para eso. Y recuperamos la pieza del mes con la Asociación Luis Siret de Amigos del Museo, aunque en este caso será bimestral. Por último, tendremos dos muestras fotográficas, una sobre Juan Cuadrado -arqueólogo y nuestro primer director- y otra con los vecinos del barrio de Altamira para comprobar su evolución.
El museo tiene también una función como centro cultural. ¿Continuará?
Yo entiendo el museo como un centro dinamizador de la vida cultural y social de Almería. Estamos redactando normas para que aquellos colectivos que pidan nuestras instalaciones se atengan a ellas. De hecho, estoy trabajando con la Filmoteca para una programación especial de Navidad. El año que viene ya tenemos la sala temporal ocupada y ya estoy guardando fechas para 2015. También es verdad que quiero romper con la cuadratura esa de una sola sala temporal. El museo debe ser algo vivo y dinámico. Por ejemplo, ‘Itinerarte’ ya está dialogando con la arqueología. Tenemos arte contemporáneo junto a otro completamente primitivo.
¿Cómo se hace esto con menos presupuesto?
En algunos casos con patrocinios. Las dos exposiciones propias las haremos nosotros mismos. Y luego soy muy ahorrativo y llamaré a las puertas pertinentes.
¿Cuáles son los últimos datos de visitas?
Hemos subido en el último mes. Octubre ha sido bastante enriquecedor. Se han hecho muchas actividades novedosas, como visitas guiadas a la exposición de Juan Ruiz Miralles con el propio artista. Han pasado por aquí cerca de 5.000 personas. Y el mes de noviembre va a ser incluso mejor. Creo que también se debe a nuestra apuesta por Internet y las redes sociales, ya que hemos actualizado toda la información errónea que había sobre el museo y la hemos traducido. También tenemos 6.000 amigos en Facebook y más de 3.000 a través del ‘mailing’.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/5/vivir/50658/arturo-del-pino-para-el-80-aniversario-queremos-que-el-museo-este-siempre-lleno-de-gente
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