“En este disco hay nueve temas, repartidos entre el flamenco tradicional y composiciones propias. Mitad y mitad”, dice José Salinas. “Y lo he hecho así desde el principio porque he querido hacer un disco honesto, que hable realmente de quién soy yo en este momento, cantando”.
“De modo que es un trabajo en el que se muestra de dónde vengo, de ese cante tradicional que tanto amo y donde me he formado”, añade, “pero también se ve dónde estoy ahora mismo: en esa fusión, que seguiré haciendo siempre, y en esa parte de compositor que se ha despertado en mí, esa cosa de escribir tus propias historias, y que me llama mucho porque pienso que, al final, el flamenco es una música que esencialmente cuenta y transmite emociones...”.
La mañana es luminosa, y la Rambla se va animando con los paseantes y las tiendas del mercadillo de Navidad. José entrecierra los ojos, y su rostro, serio cuando habla mirando a los ojos, se rompe en una sonrisa. Hace tiempo que vive en Madrid y viaja por el mundo entero, pero le gusta estar en su tierra.
Tradición
José Luis Rodríguez Salinas nació en el centro, en Calzada de Castro, en 1974, y a los siete años su familia fue mudó a Los Molino, y él estudió en el Salmerón. Es joven, pero cuando habla irradia una madurez que le ha imprimido el haberse buscado la vida desde muy temprano, luchando a brazo partido y talento puro por hacer realidad el sueño de su vida: dedicarse al flamenco.
“Desde niño”, dice, y abre los brazos. “Vengo de una familia con mucha tradición de flamenco, y sobre todo, con mucha afición. Mi padre es un gran aficionado, y... Era la música que siempre escuchaba, y que al final se te acaba por meter en el corazón”.
“A los 16 años, mi tío Andrés Ramón es presidente de la peña Antonio de Trorres en La Cañada, y allí también estaba Luis de la Venta, también familiar, y con ellos comienzo realmente a crear afición en este arte”, continúa, “a estudiar de verdad, que es lo lque hay que hacer, además de escuchar”.
Aprendizaje y carrera
A los 21 años decide irse a Madrid, a probar suerte. “Yo sabía que había profesores que, con la noción que yo llevaba, me podían orientar”, explica. “Lo mío era el cante. Empecé en ‘Amor de Dios’, a juntarme con flamencos, con Pepe Pucherete Viejo, con Tío Falo, con Manuel el Talegón de Córdoba... Y en eso sale una audición para Suiza con ‘Flamencos en Route’. Me presento, y al mes me llaman...”.
A partir de ahí, no ha parado. Ha trabajado en compañías de la talla de las de Joaquín Ruiz, Belén López, Rafaela Carrasco, Carlota Santana, Miguel Ángel Espino, Miriam Méndez, Inmaculada Ortega, Carlos Chamorro, Concha Jareño, Amir John Haddad ‘El Amir’, y girado por Japón, EEUU, Sudáfrica, Canadá, Europa, India...
Ha cantado en Casa Patas, Las Carboneras, Café de Chinitas, Corral de la Morería, Las Tablas. Ha colaborado en grabaciones discográficas con gente de la talla de El Torta, Miriam Méndez, Salva del Real, Silvia Marín...
Y ahora, tras comenzar a componer desde hace un par de años, se ha visto por fin con las fuerzas para dar el paso, grabar un disco, y cantar ‘alante’. El resultado, ‘Tierra de Luz’, es un trabajo impecable, con producción del reconocido músico Amir John Haddad ‘El Amir’ (quien es responsable de la música y aporta una
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