“Teníamos pensado escribir un artículo reivindicativo acerca del Toblerone, no un artículo póstumo”. El arquitecto José Miguel Gómez Acosta pasa las hojas de la revista ‘Márgenes Arquitectura’, que codirige junto a otro colega de profesión, Daniel López Martínez.
La arqueología industrial es el tema escogido en el séptimo número de esta publicación almeriense, que acaba de ver la luz. Sin embargo, cuando comenzó a concebirse la colosal estructura seguía en pie y nada hacía presagiar una desaparición tan fulminante. “Viví aquello con dolor, como si me pasara algo físico. Viajo todas las semanas en tren, así que vi cómo lo fueron desguazando. La pequeña reacción que se generó en el último momento no sirvió de nada, era David contra Goliat, pero al menos demostró que había más gente que pensaba como nosotros. Así que cuando ya no quedó ningún resto, suspiré. No soportaba verlo así”, recuerda Gómez Acosta.
El arquitecto firma un artículo dedicado al antiguo silo de la Compañía Andaluza de Minas con el título ‘Por qué era buena idea conservar el Toblerone’. “Es una reflexión sobre el valor de la arquitectura industrial, la actividad que puede generar una estructura ya creada como ésta, si es necesario incrementar el parque de viviendas en una situación como la actual y el coste real que tendría darle al Toblerone un uso cultural”, explica.
¿Y quienes opinan que la construcción era un elemento que entorpecía la ciudad? “Para nosotros es justo lo contrario. Almería es una ciudad que ha ido perdiendo en el siglo XX casi todo su patrimonio, tanto el histórico como el reciente. No valorar algo así sí que es un entorpecimiento; sólo sirve para que tengamos una ciudad plana, mediocre y sin nada que ofrecer”.
La desaparecida estructura también articula el editorial (‘Las oportunidades perdidas’) y está presente en un bloque fijo que ‘Márgenes’ dedica en cada número a proyectos de fin de carrera. “Es obra de un almeriense, Fernando Vidal Tudela, seleccionado en la Bienal de Arquitectura Española. Consiste en convertir el Toblerone en centro de convenciones, de una manera sencilla y barata. Era una apuesta potente: vaciar el edificio y crear contenedores estancos conectados por una pasarela. Si alguien hubiera tenido la mínima voluntad política, habría sido más que viable: requería muy poco esfuerzo económico en comparación al que hacemos en otras cosas”.
Más Almería
‘Márgenes Arquitectura’ ofrece otro contenido vinculado con la provincia: un artículo sobre la rehabilitación de los hornos de calcinación de Lucainena de las Torres a cargo del Estudio Castillo/Miras y Daniel López Martínez. “Es el contraejemplo del Toblerone, la muestra de cómo se puede tratar en Almería el patrimonio industrial”, dice José Miguel Gómez.
Espacios como el Matadero de Madrid, la nueva estación del Metro de Granada en el Alcázar Genil o la mina de carbón Zollverein en Essen vertebran esta nueva edición de ‘Márgenes Arquitectura’, que se completa con un bloque cultural también relacionado con el tema central.
La revista ya puede adquirirse en la capital en las librerías Picasso y Nobel y en el Colegio de Arquitectos por doce euros.
Granada, en el próximo número
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