“Al leer empezáis con ABC, y al cantar empezáis con DO RE MI”. En la película, Fraulein María enseña a siete niños huérfanos de madre a cantar. En el taller de teatro en el que participa una docena de niños en Roquetas de Mar, ‘Frau’ Manuel (“Por favor, no me llaméis profe”) les enseña el ‘abc’ de las artes escénicas. Tiene tan sólo un día y medio para prepararlos y el ensayo es intenso.
En el suelo del aula de danza de la Escuela de El Parador, pequeñas marcas blancas de cinta aislante simulan el punto exacto en el que cada niño se situará en el escenario. Es la primera clave: la posición. “Creéis que no da igual, un centímetro aquí o allá, pero no; luego tenéis que actuar rodeados de gente y cada uno tiene su sitio”, explica Manu.
El musical
Es el director del casting infantil de la producción y acaba de dirigir el mismo taller en Cádiz, a donde volverá durante la semana para ensayar con todo el equipo, antes de viajar a Manresa, donde hará el mismo taller... La agenda es frenética. “Todos los fines de semana tengo que aprenderme doce nombres nuevos”, comenta con resignación a los niños; pero en dos minutos los tiene todos.
Sonrisas y Lágrimas, el musical estrenado en 1956 en Broadway y adaptado después al cine, que lo convirtió en clásico universal, llega a Roquetas el 28 de marzo, donde se representarán siete funciones distintas.
La superproducción dirigida por Jaime Azpilicueta es una de las más grandes producciones internacionales que se ha representado en España, con 22 cambios de escenario, 140 trajes y una escenografía espectacular, y con más de 100 profesionales necesarios para ofrecer cada función. Tres de ellos, los tres hijos más pequeños del capitán Von Trapp interpretados en cada ciudad por tres actores locales.
Para elegirlos, la productora Som Produce celebró un casting hace unos meses al que asistieron cientos de niños. Doce de ellos participan en el taller y sólo unos pocos llegarán al Teatro Auditorio.
Preparados
Pero no son rivales, sino compañeros. Entre dos espejos enormes, Sofía, la más pequeña, jugaba ayer con su reflejo. Detrás, las indicaciones de Manu. Segunda lección: “Hablad alto, se os tiene que oir en un teatro inmenso”. Toca estudiar las coreografías para un espectáculo que requiere cantar, bailar y actuar y supone entrar por la puerta grande en las artes escénicas.
Como ventaja, los niños ya conocen las canciones. “Atentos a la música, vosotros sabéis cuando viene”, les dice, “estar preparados es pensar en lo que vamos a hacer después”, añade el director.
Un último consejo, “confiemos en nosotros, sabemos lo que hay que hacer, sin estar pendientes de los demás”. Y así, comienzan de nuevo: otra vez ya viene el Do Do Do...
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