Bodas de sangre regresa al cine olvidando al Cortijo del Fraile

Esta adaptación libre del texto original se está rodando entre el paisaje desértico aragonés y la Capadocia turca

Rodaje de La novia en La Salada de Mediana de Aragón. e;clip:re
Rodaje de La novia en La Salada de Mediana de Aragón. e;clip:re
Evaristo Martínez
12:06 • 20 jul. 2014

El Cortijo del Fraile, escenario del crimen que inspiró las obras ‘Puñal de claveles’, de la almeriense Carmen de Burgos ‘Colombine’, y ‘Bodas de sangre’, del granadino Federico García Lorca, parece condenado a escribir un final tan trágico como el suceso del que fue testigo. El inmueble nijareño, uno de los espacios más emblemáticos del paisaje almeriense, es hoy un juguete roto manoseado por la desidia de administraciones y propietarios: a pesar de ser Bien de Interés Cultural desde 2010, nadie quiere hacerse cargo de él.




Ni tan siquiera el cine, que tantas veces lo ha inmortalizado, juega ahora a su favor: el texto lorquiano volverá a ser adaptado en una versión que se rueda... a casi 600 kilómetros de las localizaciones naturales que dieron pie a la obra original.




‘La novia’, una reinterpretación de ‘Bodas de sangre’, es el título de la segunda película de la cineasta Paula Ortiz, con Inma Cuesta, Asier Etxeandia y Álex García en su reparto. Parte de la filmación ha transcurrido en la Capadocia turca -este país es coproductor del filme- pero el grueso transcurre en Los Monegros, Zaragoza, donde la directora ha encontrado el “paisaje hipnótico” que necesitaba. Y muy similar, como se ve en la imagen central, al de Níjar.




La elección de Aragón por parte de la productora Get in the Pictures (compañía de la que participa la propia Ortiz) no admite dudas: la directora es zaragozana, el filme cuenta con el apoyo de su Diputación y además Los Monegros, junto a las Bardenas Reales de Navarra, compiten con Almería como escenario de rodajes que buscan imágenes desérticas: frente a ellos, nuestra provincia pierde por la lejanía de los grandes centros de producción y por las comunicaciones.




La duda surge cuando se piensa en qué pasaría si el Cortijo del Fraile no sufriera el “abandono total y expolio deplorable” que han vuelto a denunciar las asociaciones Amigos del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar y Amigos de La Alcazaba de Almería. Si el entorno estuviera cuidado y se pudiera acceder a él. Si fuera, en definitiva, el Bien de Interés Cultural que es.




Volver a ver ‘La novia’ tan lejos de Níjar es tan comprensible como amargo. El último eslabón en una cadena de desatinos que se antoja eterna y que parece condenar al Cortijo del Fraile a llorar sangre en vez de vivir entre claveles.






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