Cuando el patrimonio no se conserva, generalmente tiende a perderse. Unas veces es la arquitectura, otras tradiciones ancestrales y en este caso especies de uvas que parecían perdidas y que, gracias al trabajo del Grupo Ecologista Mediterráneo (GEM), han conseguido recuperarse y ponerse en valor.
Por noveno año, el GEM, junto con el Museo de la uva del barco de Terque, Cajamar y la Junta de Andalucía, han realizado ese homenaje a los hombres y mujeres que, de un modo u otro, han trabajado para que cepas en muchos casos centenarias no se pierdan y así conservar todo el color y, sobre todo, el sabor que han colgado durante años de las vides durante generaciones en el campo almeriense.
El programa
El gran artífice de este proyecto, encuadrado dentro de la campaña ‘Biodiversidad domésticada’, es Antonio Rubio Casanova, miembro del GEM y técnico agrícola, que es el encargado desde hace años de seguirle la pista a las distintas variedades de uva que se consideran en peligro por toda la provincia.
El centro neurálgico del programa es el Parral del Museo Provincial de la Uva del Barco de Terque, donde se conservan 46 variedades históricas diferentes de uva de mesa de Almería, que hoy, se puede afirmar, han sido salvadas de su posible desaparición, gracias a la colaboración de parraleros de toda la provincia y al trabajo incansable de Casanova.
Otro de los objetivos del programa, es la difusión de estas variedades entre parraleros, particulares e instituciones interesadas en su conservación. En ocho campañas consecutivas se han repartido más de 7.000 parras de las distintas variedades, dentro y fuera de la provincia, como la Ohanes, Del Cuerno, Lorita, Flor de Baladre, Cuerno de Buey, Corazón de Cabrito, Imperial Roja, Corinto, Durilla, De Pan, Valenci, o Casta de Beires, entre otras.
Homenaje
Durante el acto, se realizó un homenaje a los parraleros que han hecho posible esto. Ocho trabajadores del campo que han contribuido de algún modo a que la uva almeriense, ya sea Del Barco, Valencí, Corazón de Gallo, Pasa Negra, de Rágol, Molinera, Cojón de gato o cualquiera de las decenas que se han conservado, sigan pudiéndose degustar en las mesas como ha ocurrido toda la vida.
Bodegón y degustación
Uno de los aspectos más llamativos de este homenaje fue el del colorido bodegón que recibía a los asistentes a la entrada del patio de la Delegación del Gobierno. Una exposición de casi todos los tipos de uva que, más tarde, se pudieron degustar para no sólo dar buena cuenta de la historia y la tradición, sino también del valor gastronómico esta fruta.
En palabras del propio Antonio Rubio: “Las viejas parras de Almería, tienen un motivo de esperanza, un lugar en Terque donde se conserva su memoria y se lucha por su supervivencia.
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