“El 5 de noviembre estuvimos tocando en Santo Domingo, en mi tierra, y diez días más tarde lo hacemos en casa de Tomatito. Es la primera vez en 17 años de relación artística que se da esa casualidad y es fantástico”.
Son palabras del pianista dominicano Michel Camilo, tras una de las brillantes interpretaciones con las que deleitaron el viernes al Auditorio Municipal Maestro Padilla, dentro del XXV Festival Internacional de Jazz organizado por el Área de Cultura. Camilo y Tomatito evidenciaron una vez más sobre las tablas que parecen haber sido tocados por los hados para tocar y crear juntos. La naturalidad de su fusión del jazz latino y ritmos caribeños del pianista, con la querencia flamenca y de raíz del guitarrista, está muy lejos de imposturas forzadas y de uniones con propósitos más allá de los musicales. Todo en su música fluye con brío, con una elegancia incontenible, ya sea por pasajes más melódicos y reposados, como en los más pasionales esbozos de tangos o bulerías, siempre tamizados por las teclas de Camilo.
La apertura del concierto fue arrebatadora. Su particular revisión de ‘Libertango’ de Astor Piazzolla se ganó al público que abarrotaba el Auditorio desde las primeras notas. El repertorio inicial continuó por el camino de la accesibilidad con una delicada interpretación de ‘Bésame Mucho’ y la bulería ‘A Mi Niño José’, compuesta por Tomatito en el nacimiento de su hijo. “La grabamos en Nueva York, hacía un frío que pelaba”, comentó Camilo, mucho más suelto ante el micrófono que un comedido Tomatito, que en todo momento se le vio visiblemente emocionado y agradecido por actuar de nuevo en su tierra. Esos impulsos de raza flamenca contrastaron con la brillante llegada del ‘Two Much/Love Theme’, tema compuesto para el cineasta Fernando Trueba. En estas dos piezas se resume la magia que son capaces de crear ambos artistas. Unir dos mundos en apariencia tan dispares.
También hubo espacio para alguna sorpresa, como guiños al ‘Concierto de Aranjuez’ o pasajes inéditos de ese futuro tercer disco que ambos están a punto de grabar. Otro de los momentos álgidos llegó con la versión de ‘Our Spanish Love Song’, compuesta por el recientemente fallecido contrabajista estadounidense Charlie Haden y que interpretara en su día con el afamado Pat Metheny. La actuación llegó al primero de sus finales con ese ejercicio de ritmo que es ‘La Fiesta’, una suerte de improvisaciones en las que el nervio rítmico fue un crescendo constante, provocando una ovación en pie de un público entregado.
Tras más de un minuto de aplausos Tomatito y Michel Camilo ofrecieron dos nuevas piezas más. La inconfundible ‘Spain’, con esa melodía cíclica tan característica, y ‘Adiós Nonino’, mucho más sentimental y contenida y que puso el broche de oro a un concierto que, a buen seguro, ninguno de los presentes podrá olvidar.
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