“En Almería mucho sol, mucho sol”

Británicos afincados en la provincia y almerienses practican idiomas y recorren la capital

Foto de familia de los participantes en el encuentro en Puerta de Purchena.
Foto de familia de los participantes en el encuentro en Puerta de Purchena.
Marta Rodríguez
01:00 • 31 ene. 2015

No era el mejor día para conocer la capital, pero las ganas de practicar idiomas fueron más fuertes. Británicos afincados en el Almanzora y en el Levante y almerienses participaron ayer en una jornada de convivencia en la que los primeros perfeccionaron sus conocimientos de español y descubrieron el centro de la ciudad y los segundos pusieron a prueba su inglés.




“En Almería mucho sol, mucho sol”, aseguró al grupo un espontáneo en un español básico para que no hubiera ninguna duda de que el tiempo de ayer poco tiene que ver con el clima real de esta tierra. 




Las fuertes rachas de viento se quedaron en la anécdota de la jornada, pues el casi medio centenar de participantes cumplió con su propósito: recorrer algunos de los puntos más emblemáticos de la capital de la mano de sus habitantes. Una experiencia que cobra más valor si cabe por el hecho de que en el fondo estaban en una clase intensiva de español.




“Hemos realizado una mini ruta por el centro de Almería con parada en Puerta de Purchena, la Rambla, la Catedral, las Cuatro Calles, el Paseo de la Fama, el Teatro Cervantes y el Mercado Central, entre otros sitios”, explicó Ana Jiménez, de la Academia de Idiomas Happiness -ubicada en la Vega de Acá- que promovía la iniciativa. 




Los británicos se llevaron un grato recuerdo de los almerienses, ya que uno de ellos olvidó su bolso en el autobús -en el que aparte de la documentación tenía cosas de valor como un iPad- y todo lo extraviado apareció en perfectas condiciones. 




Juegos lingüísticos
Una vez concluyó esta visita guiada exprés, se trasladaron a la academia para llevar a cabo dinámicas de grupo como hablar entre ellos tanto en español como en inglés para conocer los gustos y aficiones de cada uno y exponer qué tenían en común. Otro juego consistió en describir un objeto para que el resto adivinase de qué se trataba. 




La convivencia concluyó con una comida ‘tipical spanish’ a base de arroz y migas en el King Kross y la promesa de repetir experiencia con la llegada de la plácida primavera, eso sí.





Temas relacionados

para ti

en destaque