Cien años de relación entre Almería y la Compañía de Jesús condensados en setecientas páginas. El sacerdote jesuita Antonio Marín Cara (Tetuán , Marruecos, 1949) presenta esta tarde a las 20 horas en el salón noble del Círculo Mercantil de la capital un libro que adapta la tesis doctoral que sobre este tema defendió en septiembre de 2011 en la Universidad de Granada.
Bajo el título de ‘Almería y los jesuitas. Cien años en compañía (1911-2011)’, publicado por Editorial Universidad de Almería, Cara repasa a través de cuatro grandes bloques la relación de esta orden religiosa con la provincia. “Ya en el siglo XVII venían por aquí a las llamadas misiones populares con las que recorrían la accidentada geografía almeriense en unas condiciones durísimas”, explica el autor.
El religioso recuerda cómo el obispo Orberá, a finales del siglo XIX, trae hasta a Almería a monjas de la Compañía de María desde Navarra para atender a los más marginados. “Especialmente a la mujer, que era la pobre de las pobres”, dice. Ellas fueron quienes invitan a los jesuitas a que vengan y puedan trabajar conjuntamente: son los “primeros conatos” para establecer una “base logística”.
Este gran apartado introductorio abarca hasta el año 1914, lo que Marín Cara denomina “el momento prefundacional”, para dar paso al segundo gran capítulo, que se prolonga hasta el estallido de la Guerra Civil.
El tercer bloque se centra en los cuarenta años del franquismo. “Los jesuitas vivieron entonces una situación ambigua. Por un lado,Franco les había restituido las iglesias y sus sedes. Sin embargo, ellos sentían que había que denunciar muchas cosas del régimen”, afirma.
Marín Cara aborda en el cuarto capítulo la situación desde la muerte de Franco hasta el año 2011, cuando se cumple el primer centenario de su llegada a Almería. “Aquí hablo del padre Arrupe, un personaje fundamental que dio un giro copernicano a la Compañía de Jesús”, señala Antonio Marín.
Testimonios
El libro presenta cerca de unas cincuenta fotografías, donde aparecen personalidades de la sociedad almeriense, y recupera historias relacionadas con la orden religiosa y los almerienses, como la de Carmen Góngora, conocida como ‘la Schindler almeriense’, que logró salvar muchas vidas en julio de 1936, entre ellas las de tres jesuitas que consiguieron permanecer ocultos entre los muros de su casa de la calle Mariana.
“El historiador Fernando Martínez, quien estaba en el tribunal cuando defendí la tesis, me confesó que le había impresionado la pastoral penitencial de los jesuitas y me preguntó si habían hecho algo más. Por ejemplo, Máximo Cuervo, general franquista, tenía un hijo que era jesuita y me consta que intervino para conseguir varios indultos a condenados a muerte”, recuerda.
Marín Cara -hijo de emigrantes originario de Roquetas- ya publicó en 2010 ‘La comunidad de los jesuitas de Almería en el periodo de 1929-1939’ (Universidad de Almería), una “cata” de su tesis doctoral que ahora presenta resumida en este volumen. Además de su labor investigadora, el sacerdote ha dedicado gran parte de su vida a la docencia y a la pastoral juvenil. Hoy ejerce como profesor de Filosofía, Ética , Ciudadanía y Religión en el Centro Portaceli de la Compañía de Jesús en Sevilla.
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