Con el paso del tiempo, los almerienses no han tenido más remedio que aceptar que para admirar la grandeza del patio de honor del Castillo de Vélez Blanco están condenados a viajar a Nueva York. Al menos hasta que culmine el proyecto de su restauración.
La historia de cómo llegó al Metropolitan esta obra maestra del Renacimiento español es más o menos conocida. Lo que no se sabía hasta hace poco es que años después de estar en su poder, en concreto en 1963, desde el museo se propuso a las autoridades españolas un intercambio de elementos arquitectónicos que acabó en un intento frustrado.
El arquitecto almeriense Ismael Motos ha sido el encargado de desvelar este episodio inédito primero en la revista ‘PH Investigación’ del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) y luego en ‘Velezana’, publicación del Centro de Estudios Velezanos.
Tal y como detalla Motos a partir de la documentación original a la que ha tenido acceso, la propuesta del Metropolitan Museum of Art (MET) consistía en recuperar fragmentos de la cornisa del patio que se habían quedado en Los Vélez tras la adquisición del mismo en 1904 por el marchante francés J. Goldberg. Nueve años más tarde, éste lo vendería al banquero George Blumenthal (quien a su muerte se lo legó al centro de arte del que había sido presidente). A cambio, el Metropolitan ofrecía tres columnas, dos arcos y dos enjutas esculpidas procedentes del Castillo que eran de su propiedad.
“La propuesta del MET me parece inaceptable. Por encima de entrar a enjuiciar el valor artístico de las piezas a intercambiar, considero más importante llamar la atención sobre las desiguales posiciones de poder que tenían ambas partes. Mientras el Metropolitan (que ya contaba con una cornisa completa formada por siete gárgolas originales y elementos copiados) aspiraba a completarla con las piezas originales que les faltaba, las autoridades españolas acababan de conocer la historia de un castillo abandonado, aún de propiedad privada, en estado de ruina y sin medios para rehabilitarlo”, argumenta a LA VOZ el arquitecto.
Dignidad
En España, la reacción a la oferta del MET no fue la esperada. “Las autoridades españolas no mostraron indignación, pero sí reaccionaron con dignidad. De especial importancia fue el papel de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, quien emitió el primer informe desfavorable a la propuesta y que posteriormente fue ratificado por el resto de órganos consultivos e institucionales”, cuenta Ismael Motos.
Según el investigador, en su dictamen la Academia no cuestionó la “moralidad” del MET. Condenó la “falta de patriotismo” de los “verdaderos culpables”, los vendedores del patio, y reprochó la “dejadez y nulo interés” de los poderes públicos que lo permitieron. “Pero, lejos de caer en el pesimismo de entregar las últimas piezas de un castillo en ruinas, la institución consideró necesario no abandonar la esperanza de que un día, cuando fuera factible, la cornisa volviera a su posición original”, señala.
“Ésta es para mí una gran lección: la historia del Castillo de Vélez Blanco es una de las páginas más tristes de la pérdida y abandono del patrimonio español. Sin embargo, es imprescindible reconstruir su memoria desde el optimismo enfocando su estudio hacia la imagen de suntuosidad que tuvo después de su construcción, pues sólo así es posible devolver al Castillo al lugar que merece entre las obras más importantes del Renacimiento español”, valora.
“Paradójicamente, la propuesta del MET y la declaración de la Real Academia de Bellas Artes consiguió poner el foco de atención sobre Vélez Blanco y fue el detonante que movilizó a las autoridades a iniciar las tareas de restauración del Castillo”, concluye.
El origen de la investigación
Ismael Motos se encontró con el dossier que contenía la propuesta de intercambio del Metropolitan Museum mientras buscaba información para su trabajo de fin de máster en el Archivo General de la Administración, en Alcalá de Henares.
Ese documento, así como parte de la correspondencia que generó, le ha permitido reconstruir un episodio oculto de la historia del Castillo de Vélez Blanco, que centra sus estudios desde 2012. “Nací en Vélez Blanco y, aunque he vivido fuera, siempre he regresado. Desde pequeño sentí estupefacción por la colosal estructura pétrea del castillo y fascinación por sus enormes salas y angostos pasadizos”, confiesa.
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