“El público es lo más grande: hace que todo valga la pena”

Ángela Molina recibió ayer el premio ‘Almería, Tierra de Cine’ del festival de cortometrajes

Ángela Molina tras recibir el premio en el festival.
Ángela Molina tras recibir el premio en el festival.
Evaristo Martínez
01:00 • 07 dic. 2015

Ángela Molina irradia luz. A través de sus ojos, enormes como grandes focos, y de una sonrisa por la que se escapa el brillo de plata de un proyector. Normal en quien lleva cuarenta años haciendo cine, viviendo el cine, y al lado de los más grandes. En España y fuera. Porque Ángela Molina es tan universal como el propio arte del celuloide. Debutó con veinte años en ‘No matarás’, de César F. Ardavín, el hombre que descubrió Almería para la pantalla con ‘La llamada de África’. “Es increíble cómo se conecta la vida”, confiesa en una entrevista concedida a LA VOZ. 




‘Almería en Corto’ la ha premiado por las tres películas que rodó en la tierra del indalo. “Las cosas del querer’ es un título muy amado, que se preserva bien en el tiempo. Con sus defectos y virtudes, como la vida misma, pero es un cine vivo, que la gente agradece siempre que ve”, cuenta con su voz de veinteañera. Volvió años después con ‘El hombre que perdió su sombra’, de Alain Tanner (“exigente y generoso, complejo y muy interesante”) y regresaría una tercera vez con ‘Punto de mira’, de Karl Francis, sobre la caza de brujas en Hollywood. Cine español de calidad y calidez y trabajos internacionales. Almería como metáfora de su trayectoria que ahora se premia. “Estoy muy orgullosa de este reconocimiento, es un símbolo de alianza con el propio cine”.




Alianza como la que tuvo con algunos de los directores con quien más trabajó y que hoy añora, como Manuel Gutiérrez Aragón y Jaime Chávarri. “Les aliento a que vuelvan a retomar su lugar porque el cine les necesita”. Y compromiso como el que muestra hacia otra generación, como Pablo Berger o Paco Cabezas, que la dirigieron en ‘Blancanieves’  (“hizo lo que no hicieron los Grimm: darle una abuela a Blancanieves”) y ‘Carne de neón’ (“es muy potente, habría que recuperarla para el público más joven”).




Y más allá de premios y estrellas, una razón de ser. “El público es lo más grande, lo que hace que todo valga la pena. Me siento una niña y una naciente anciana orgullosa por el amor a mi trabajo”.








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