Érase una vez una princesa que no soñaba con vivir en un palacio ni con lucir espectaculares vestidos ni con encontrar a un príncipe azul. A pesar de estar destinada a llevar esa vida, la heroína de este cuento prefería correr al aire libre y aprender cosas nuevas cada día. Su personalidad rebelde chocaba una y otra vez con los consejos de su madre. Su gran imaginación echaba a volar de la mano de quien ella ansiaba que fuera su profesor.
La protagonista de ‘La princesa aburrida’ (Uno Editorial, 2015) más que una princesa es una antiprincesa. Una antiprincesa nacida del amor entre dos hermanos: los almerienses María J. Lorente, profesora de La Salle que se estrena como autora con este original relato, y Antonio Lorente, ilustrador afincado en Londres y conocido en su tierra por la exposición ‘Ilustres ilustrados’, que pudo verse hace tres años en la Casa del Cine.
Antonio siempre había animado a su hermana mayor a que volviese a escribir, afición que cultivó con talento en la adolescencia pero que terminó quedando diluida entre estudios, hijos y trabajo. María, por su parte, quería que su hermano menor se luciera con un trabajo en el que pudiese dar rienda suelta a su creatividad sin ningún tipo de cortapisas. Para mostrar, en todo su esplendor, un estilo personal entre lo gótico y lo onírico que le ha llevado a exponer en varios países.
Entre líneas
De tanta admiración mutua, y tantos buenos deseos, surgió este precioso álbum ilustrado que hoy viernes 10 de diciembre, a las 19 horas, se presenta en la Librería Picasso y el día 18 en Bibabuk. Un relato que, además de estar hecho “con todo el cariño”, transmite un mensaje que responde a una “reflexión muy profunda sobre la educación”. “En las aulas y en la sociedad, veo todos los días a niños que tienen un verdadero potencial que no terminan de desarrollar porque no encajan en el sistema”, subraya María Lorente a LA VOZ.
Así pues, ‘La princesa aburrida’ es una denuncia al modelo tradicional e inmovilista de la enseñanza frente a un aprendizaje significativo y motivador en el que se valora el ingenio y la sensibilidad.
Y no sólo eso. La obra es un canto a la libertad y lleva implícita una crítica a los cuentos de princesas de siempre, que a veces asignan ciertos roles machistas a los personajes femeninos. “Más que feminista, me gusta definirlo como rebelde, pues cuestiona por qué tenemos que seguir determinadas tradiciones. De niña yo veía los palacios y pensaba en que debían de esconder una vida triste, por eso situé la historia ahí: el castillo es símbolo de la represión social”, apunta.
En este sentido, Antonio Lorente sostiene que “no es un cuento infantil, pero sí es para niños”. “El álbum ilustrado es una pieza de coleccionista, las madres se lo compran a sus hijos, pero en el fondo son ellas quienes quieren tenerlo”, explica el artista.
Familiar y casi autobiográfico
El libro se gestó como un proyecto familiar (y casi autobiográfico, ya que tanto la apariencia como la personalidad de la princesa están inspiradas en las hijas de María, Elena y Marta), pero su acogida está siendo tan calurosa que ha desbordado cualquier expectativa de los hermanos Lorente. Tanto es así que ya hay otro título en camino. “No es una segunda parte y eso que este cuento tiene el final abierto porque queremos que cada lector imagine el suyo. Es una historia nueva, cuando alimentas la inspiración ya no puedes parar”, concluye la ya escritora.
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