Las fiestas de pueblo. Quién no guarda grabados a fuego en la memoria aquellos días en que regresaba a sus raíces o interrumpía su rutina de trabajo para reencontrarse con familiares y amigos al calor de alguna tradición. A veces, era la única ocasión del año para reunirse con seres queridos que emigraron en busca de una vida mejor.
El Archivo Histórico Provincial ha rescatado de sus fondos un buen puñado de programas de mano y carteles de fiestas que suponen un viaje en el tiempo. Abarcan de los años 20 a los 70 del pasado siglo XX y, en ellos, están representados casi todos los pueblos de Almería. Con este valioso material, la institución -dependiente de la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía- ha confeccionado una muestra, que podrá verse hasta finales de mayo, y ha seleccionado su ‘Documento del mes’: un programa de mano de las fiestas de Cantoria del año 1935.
“Además de recoger los festejos que se programaron para su celebración, el programa destaca por su belleza plástica y colorido”, subrayó el delegado de Cultura, Turismo y Deporte, Alfredo Valdivia, ayer en la presentación.
El historiador Antonio Sevillano explicó que se trata de una obra de Carlos Ruano Llopis, “destacado pintor y gran cartelista taurino”. “Es un buen ejemplo de los trabajos realizados por una importante imprenta almeriense de entonces, Orihuela”, añadió.
En referencia a la imagen que ilustra el programa, la directora del Archivo Histórico Provincial, Marisa Andrés, comentó que refleja a dos mujeres vestidas de gitana con un estilo muy similar al que predomina hoy en día, que muchos consideran que copia la moda sevillana y no representa la tradición almeriense. “Aquí puede comprobarse que ya en los años 30 las mujeres se vestían así”, apuntó.
El ‘Documento del mes’ se complementa con el resto de programas y carteles que, según manifestó Valdivia, “dan cuenta de la tradición de los municipios almerienses que durante unos días al año interrumpían la actividad cotidiana para dedicar un tiempo extraordinario a la celebración de festejos populares”.
“La música era un factor fundamental a cargo de las distintas bandas de la provincia. También eran habituales las becerradas y la afición por la pólvora”, sostuvo Antonio Sevillano. Bailes, representaciones teatrales, tiro al blanco y procesiones del patrón o la patrona del pueblo en cuestión hacían, asimismo, las delicias de los habitantes.
Curiosidades
Tal y como señalan desde el Archivo, la exposición permite al visitante hacerse una idea de cómo se divertían los vecinos en un tiempo cada mes más lejano. De cómo los gustos por los espectáculos han ido cambiando con el paso de los años. Así, incluyen certámenes y actividades que hoy parecen impensables, como concursos de feos, repartos de pan para combatir el hambre de los más pobres, homenajes y ofrendas florales ante las Cruces de los Caídos o la organización de comidas del Auxilio Social.
“Este tipo de actividades nos remiten a un tiempo remoto en el que algunos de los valores subyacentes a las mismas nos resultan hoy intolerables por su carácter sexista o humillante. Hay que observarlas en su contexto y como un objeto tanto de curiosidad como de investigación. A esa finalidad tratamos de contribuir desde el Archivo”, indican desde el personal del centro.
En este sentido, el investigador Antonio Sevillano recordó que los programas de mano y los carteles son una fantástica fuente de información para los investigadores y también para los nostálgicos que quieran evocar las fiestas de su pueblo. O del de sus padres y abuelos.
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