Los Goya cumplen esta noche treinta años. Tres décadas de vida en las que once largometrajes vinculados a Almería -a través de sus creadores y de sus paisajes- han sido premiados.
El primero fue ‘Las cartas de Alou’, de Montxo Armendáriz. Una de las primeras películas en abordar la inmigración ilegal, rodada en el poniente, ganó en la quinta edición de los premios, celebrada en 1991, dos de los ocho galardones a los que aspiraba: fotografía, para Alfredo F. Mayo, y guion original, para Monxto Armendáriz.
En 1994, uno de los filmes que mejor han plasmado en la pantalla la belleza del paisaje de la provincia se alzó con el Goya a la mejor fotografía. Fue para José Luis Alcaine (el tercero en su cuenta): por ‘El pájaro de la felicidad’, de Pilar Miró, que transcurría en Carboneras, San José y Rodalquilar, entre otros lugares.
También se rodó en Almería ‘Martín (Hache)’, un drama que se desarrolla en gran parte en Mojácar. El filme de Adolfo Aristaráin, que podía ganar cuatro premios, se hizo con un Goya a la mejor actriz protagonista, Cecilia Roth.
En 2003 hubo dos títulos vinculados a la tierra del indalo que se llevaron sendos goyas: ‘Hable con ella’, de Pedro Almóvar, y ‘800 balas’, de Álex de la Iglesia. El primero incluía una pequeña secuencia rodada en la playa de Mónsul y a pesar de optar a siete bustos sólo consiguió uno: mejor múisca original para Alberto Iglesias. Por su parte, la película del director de ‘Mi gran noche’, un homenaje a la figura de los especialistas ambientado en la capital y en el poblado de Fort Bravo de Tabernas, entre otros parajes, logró el premio a los mejores efectos especiales para Juan Ramón Molina, Félix Bergés y Rafael Solórzano.
El primer largometraje de ficción del director almeriense Manuel Martín Cuenca, ‘La flaqueza del bolchevique’, aspiraba en la ceremonia del año 2004 a dos premios: mejor guion adaptado, obra de Lorenzo Silva -autor de la novela homónima- y el propio Martín Cuenca, y mejor actriz revelación para María Valverde, ganadora en esta categoría.
En el año 2009 una joven almeriense de la localidad de Balanegra hizo llorar a los espectadores con su papel de ‘Camino’: Nerea Camacho inició así su carrera, dedicando a su pueblo el Goya a la mejor actriz revelación. Y la película de Javier Fesser, cuyo rodaje pasó fugazmente por Pulpí, sumó otros cinco premios.
Ese mismo año, ‘El lince perdido’, de Manuel Sicilia y Raúl García, ganó el Goya a película de animación. Entre otros paisajes andaluces, la película mostraba el desierto de Tabernas y las playas de Mónsul.
Filmada casi íntegramente en la provincia de Almería y con el paso de Lennon por Almería en 1966 como telón de fondo, ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’, de David Trueba, ganó seis de los siete premios a los aspirada. Fue la ganadora de una noche en la que ‘Caníbal’, de Manuel Martín Cuenca, se hizo con el galardón a mejor fotografía, para Pau Esteve Birba, de los ocho que anhelaba.
La lista se cierra, de momento, con ‘El niño’. El largometraje de Daniel Monzón, con escenas rodadas en Níjar, se llevó a casa cuatro premios de dieciséis: uno para la canción ‘Niño sin miedo’, compuesta por Riki Rivera, David Santisteban e India Martínez, quien también la interpretaba.
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