Natural del barrio de Costacabana, a escasos metros de la Universidad, ahí se estableció su idilio con el rugby, con el que está unido para siempre porque “es un estilo de vida”. Con 14 años comenzó José Manuel Martínez ‘Rubí’ (Almería, 11 de julio de 1978) en este deporte “que hace personas fuertes en todos los ámbitos”, y con 18 y 19 pasó dos temporadas con la Selección Española disputando el Mundial Juvenil de Argentina en 1997. Es el único almeriense rugbier internacional y su vida pudo haber sido otra.
“Por un par de semanas” no se hizo profesional al más alto nivel al no cuajarse un contrato que ya estaba casi hecho con el Bristol inglés. Las dudas normales de sus padres ante un futuro incierto en una época que no era la actual influyeron lo suficiente como para que Rubí no se lanzara a la aventura: “mi familia tenía casa en San José y al regresar del Mundial de Argentina unos ingleses que pasaban temporadas por allí establecieron los contactos para que me fuera al Bristol, recién ascendido a la máxima categoría en Inglaterra”. Cuando todo parecía marchar bien pasó algo: “me cambiaron las condiciones al surgirles problemas de gestión y mis padres no vieron con buenos ojos no saber dónde iba a vivir, qué iba a cobrar, ni cómo iba a estar”.
No era la única opción para esta joven promesa rugbística y más al norte, en Gales, hubo interés del Cardiff en hacerse con sus servicios, pero ya se había enfriado, como también ante la posibilidad de irse al sur de Francia a una escuadra de segunda división del país galo. En parte fue una decepción y estuvo un tiempo apartado: “al no haber dado el paso me quedé parado y solo jugué la liga de ascenso a Primera Nacional, que fue un gran logro para Almería”. Hasta ese momento había pasado todo muy rápido, con un ascenso meteórico que le hizo irse al Campeonato de España con una muda y formar parte de la órbita de la Selección en una sola jugada, cuando Almería no era tenida en cuenta.
En ese sentido, Rubí reivindica una mayor atención para el rugby de su tierra: “los sevillanos –a título de Federación- nos tenían olvidados, era un desastre, y ahora sigue más o menos igual pero estamos trabajando bien para cambiar las cosas y que no nos dejen de lado en el ámbito de las selecciones”. Su caso concreto fue marcado por la suerte, ya que era el 9 del Costa de Almería cuando no podían jugar categorías inferiores con los seniors. Si algún equipo contrario no permitía que Rubí jugara, entonces lo hacía con los de su edad, y en uno de esos partidos lo vio el seleccionador andaluz y decidió contar con él.
Era en sus orígenes de la Escuela Municipal de Carboneras, que aportaba las categorías inferiores a la Universidad de Almería, y desde niño “entrenaba con los grandes” siempre en el Estadio de la Juventud. Eso también marcó su rápida progresión en un juego que no tenía nada que ver con lo es hoy en día: “éramos muchos menos y de táctica, cero, sí alguna jugada hablada pero que luego ni se hacía en los partidos”. Se iba “a lo que saliese, el sistema ha evolucionado mucho”. En el “problema de la separación” optó por Costa de Almería gracias a Juan de Luque, “una persona increíble, como su mujer y su hijo –Nacho de Luque-“ que lo llevaba “entre algodones”.
Unión Rugby Almería
Ahora con URA está viviendo “una segunda juventud”. Piensa en retirarse cada temporada, pero nunca lo hace: “tenemos un equipazo, nos hemos reforzado y somos una familia”. Ese ambiente es el que va a llevar a la consecución de la permanencia: “hemos pecado de novatos en la categoría pero hemos cogido el ritmo estos tres partidos últimos y ya no lo vamos a dejar hasta que acabe la temporada”. Su rival favorito en los últimos tiempos es Portuense, “son partidos duros”, pero es todo aquel que “plante cara”. Del rugby sobran “los que no tienen respeto, que son muy pocos, porque no son realmente de este deporte”.
Se le iluminan los ojos para recordar que el oval “te llena, va contigo siempre te dediques a lo que te dediques”. Rubí fue buzo en el Puerto de Almería durante 12 años y lo dejó porque físicamente era incompatible con el rugby. Ama el mar, ama la tierra, participando activamente en promocionar el modelo productivo almeriense, y vuela con el XV unionista tras haber acumulado una experiencia que nadie más tiene en Almería, la del XV de los ‘leoncitos”. Cada fin de semana URA compite con todo y siempre da la cara: “somos pequeños y los grandes se sorprenden de que juguemos así”. Los refuerzos han venido bien, “y eso es rugby también, luchar por tu puesto en el campo”.
Pese a todo esto que ha vivido, muy pocos conocen que un joven de Almería disputó un Mundial donde dos décadas antes lo hizo otro almeriense, Antonio Biosca, en fútbol. Y es que para él eso no es lo importante, porque lo que manda es el equipo: “no hay estrellas, no hay egos, uno solo no gana el partido por muy bueno que seas”. Estaba predeterminado que jugaría a un deporte cuyo nombre sale al añadirle una ‘g’ a su apellido, y cambiando la latina por la griega para que Rubí sea rugby: “esto que vivimos ahora era impensable años atrás, y me quedan muchos años”. Que así sea, gladiador.
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