No es el Martes Santo un día de grato recuerdo para Lucas Alcaraz. El entrenador granadino del Almería que trabajaba para subir al equipo a Primera División se vio en la calle en plena Semana Santa.
Estaba la procesión del Perdón en plena calle Murcia. Eran las diez y media de la noche cuando sonaba el móvil de mi mujer. Allí en el silencio de la calle y con el Cristo dando la curva me comunicaban la noticia.
Muchos no se lo creían. Almería se enteraba por LA VOZ el Miércoles Santo y se sorprendía como el propio preparador granadino que era feliz en nuestra ciudad.
Al día siguiente en el vestuario la sorpresa era total y los capitanes asistían a un nuevo panorama. Corona y Soriano junto a Verza eran las fuerzas vivas de una plantilla que asistía atónita.
Aquella Semana Santa al presidente le vendían una MOTO en el sentido de asegurarle que el Boquerón Esteban llevaría a sus muchachos a Primera de cabeza y: se lo creía.
Aquel Martes santo no se me va de la cabeza y me sigo preguntando casi 5 años después si Lucas hubiese subido al equipo porque el Boquerón nunca llegó a conectar con la plantilla y solo se movía fenomenal en los medios de comunicación.
En el Martes del Perdón Alfonso cambió a Lucas por un Boquerón.
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