En San Remo, ciego el oráculo, apagada la lógica, con sus dados, sus caprichos y demás facturas en la Milán-San Remo, Arnaud Démare, primero besó el suelo 30 kilómetros antes, luego besó el cielo, la mirada azul, con la Marsellesa sonando a la italiana, donde las canciones son ligeras y los martinis saben deliciosos en un día de sol. La interpretación del himno que saludó a Démare, tenía ese aire de las bandas municipales, más festivo que solemne, hablaba su euforia, su mejor victoria, un monumento para su vitrina, la Classicíssima, con el joven Gaviria con las lágrimas inundándole su cara, por esa caída a escasos metros de la gloria, que le privó de una victoria casi segura, que le hubiera convertido a sus 20 primaveras, en el más joven de este histórico monumento del ciclismo que solamente tiene 107 años, Arnaud Démare estampó la última.
Una vez coronada la Cipressa, la alta aristocracia fue tomando protagonismo y afilando los cuchillos, Nibali, Sagan, Van Avermaet, Cancellara y Valverde guardaban sus fuerzas para el mítico Poggio, donde Cancellara y Boasson Hagen primero y después Kwiatkowski, trataron de girarle la cara al destino que era la “gran volatta”, reacción en cadena de los voladores Fernando Gaviria el “escarabajo bala” tenía piernas de gran día, hizo el afilador y se fue al suelo, “ha sido culpa mía” me he despistado un poco, su caída descolocó un paso a Sagan, después Bouhanni, otro dorsal descontado, un fallo al cambiar de piñón dejó sin la potencia necesaria para afrontar esos metros finales, así el francés Démare, que como queda dicho besó el suelo, 30 Kms después besó el cielo sobre la gloria de la vía Roma y escuchó la Marsellesa “oh lá lá”.
Y de la alegría del ciclismo francés a la tristeza del ciclismo almeriense, la muerte de mi amigo Francisco Vicente Borbalán “Patato” ha teñido de luto a todo el mundo del ciclismo de Almería, a sus 82 años mal tenía que estar el día para que saliera con su bicicleta en su ruta favorita, nos ha dejado, amigo Paco ya no nos tomamos más ese café al que le echábamos unas gotas de coñac, solo tenemos que darte las gracias a tu pasión por el ciclismo y decirte que descanses en paz al lado del Gran Poder, que como cada año lo veo en procesión.
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