Aquella aventura de Fabri y Lorenzana

En Ponferrada igual no lo saben, pero en Almería tenemos viva la imagen de Fabri como aquel entrenador efímero que vino a nuestra ciudad con Lorenzana de ayudante, uno de los escuderos de José Antonio Camacho.

Aquel Almería terminó salvado del descenso con 51 puntos gracias a cuatro entrenadores cargados de experiencia. El primero en aterrizar por el Mediterráneo (que estaba de estreno), fue Fernando Castro Santos, al que Alfonso García dio una plantilla para no sufrir. Le echó antes de Navidad y dejó a Alfonsín en la transición mientras negociaba con Fabri.

El entrenador gallego llegó dispuesto a demostrar su valía, pero no conectó con la plantilla y tras cinco partidos en los que no logró remontar el vuelo hizo las maletas con Lorenzana y se marchó para dar paso a Paco Flores.

El entrenador catalán cambió muchas cosas en el Almería y puso la primera piedra de lo que hoy es la entidad a todos los niveles. Fue el precursor de la grandeza de una década maravillosa.

Volviendo a Fabri, me tocó conocerlo de cerca y saber de su fútbol. Estaba muy ilusionado con la tarea encomendada pero el vestuario ya estaba al frente de las operaciones y un cambio radical no lo iba a permitir.

Trabajó con honradez y puso todo lo que tenía al servicio del Almería, pero aquel Alfonso García imparable quería triunfos inmediatos y el gallego sabio no se los podía dar en tan poco tiempo.

Tratarle de cerca y compartir con él una hora de televisión junto a Lorenzana fue suficiente para conocer su filosofía futbolística y todo lo que encierra Fabri en su maleta de fútbol.

Me dejaba claro que el Almería no bajaría a Segunda B. Estaba convencido de que sus jugadores no habían tocado techo y quería exprimir todas sus capacidades pero: no le dejaron.

Él y Lorenzana no llegaron en el mejor momento pero nadie tuvo queja de su trabajo y dedicación.

La vida no se terminó para Fabri con aquel despido y siguió sumando éxitos a su palmarés como su Almería efímero acabó en Primera División dos años después.

El gallego Fabri me cae bien. Gana mucho en las distancias cortas. Sabe tanto de fútbol que a veces te deja con la boca abierta y esto siempre hay que valorarlo. Su capacidad es indiscutible pero en fútbol no hay paciencia y mandan los resultados.

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