Se llama Bernardo (el utillero) Hernández Expósito. Lo de utillero lo leva adjunto al nombre. Tiene 61 años. Casado con “mi Mari”, y tiene “tres hijas maravillosas”. Todo apunta a que es el rey de la casa, pero “ellas son mis princesas, mis reinas”. Como trabaja con la mujer eso de que el ‘roce da el cariño’ se cumple con creces y Bernardo, el utillero, “le canto al amor”. Ha grabado un CD en directo que se llama ‘Un canto al amor’ y todo lo demás ya viene solo.
Tiene madera
Ebanista o carpintero de toda la vida, “nacido, criado y residente en Los Molinos, mi barrio”, que quede claro. Uno lo hacía triste y reflexivo entre resultados, triunfos y derrotas aunque, “lo mío con las canciones nada tiene que ver con el mundo del fútbol”.
Le pregunto por una canción para Soriano o Corona y se frena en seco para arrancar diciendo que “a Soriano no lo veo yo cantando mis canciones, pero Corona tiene el CD y me dice que lo escucha”. Cuando uno ve llegar a los jugadores a los Estadios de la Liga escuchando música, “tranquilo que no llevan mi CD, porque tengo 61 años y las canciones te gustarán más a ti que a los futbolistas”.
Y vaya si me gustan que durante la entrevista escuchamos: “Me acostumbré a quererteeee...”, canta Bernardo de fondo mientras nos asegura que “solo le canto al amor. Es mi fuente de inspiración. Un día me salió el gusanillo y aquí estamos”. No ha grabado el disco a lo David Bisbal: “Mis posibilidades económicas no son grandes pero he cantado todo en directo como a mí me gusta”. Y le ha salido bien.
Solo para amigos
Dice que no le da vergüenza cantar en público: “A los familiares y a los amigos sí, pero el micrófono me da respeto y subirme al escenario lo haría pero tiene lo suyo”. Comentaba que “las canciones me brotan en cualquier momento. Suelo cantar en la soledad del vestuario mientras preparo la ropa de los futbolistas y me lanzo sin parar”. Esto lo sabe bien su Mari con la que comparte profesión y “me cuesta poco ser feliz con mis canciones y en una profesión donde disfruto mucho. Nada tiene que ver mi vida laboral con mis canciones, por eso lo llevo tan bien lo de cantar”.
Va directo al corazón este molinero silencioso que reparte canciones de amor por Almería. Uno lo ve sereno y callado, aunque “por dentro van mis canciones de amor. Tengo muchas y volveré a grabar otros CD, si puedo”.
Ella no lo esperaba
Explica que su Mari “se sabe las canciones mejor que yo”, como destinataria de todos sus sentimientos se quedó “sorprendida cuando empecé a cantar y le dije que era algo que llevaba dentro y que se me había manifestado. Ella no se lo esperaba”. Su corazón es para Bernardo y viceversa pero “ella cuando canto calla y escucha porque sabe que soy feliz mientras canto mis canciones”. No se decanta por una en particular: “Creo que le gustan todas y se empieza a acostumbrar viendo como me sale la vena de cantante”.
El amor a unos colores está garantizado ya que no es fácil llevar tanto tiempo en el Almería, pero ese otro amor de Bernardo “acaba de empezar y quiero grabar muchas canciones de este tipo. Cantar me da la vida: como el amor”.
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