La palabra más escuchada desde que Soriano llegó al banquillo del Almería es: compromiso. Va hasta en las cuñas de radio de la Pasión de mi LocUDA.
El presidente, delante de la Patrona, les pedía a los futbolistas “compromiso de verdad” para la nueva temporada, pero el compromiso como el cariño verdadero: ni se compra ni se vende.
Yo compro, miso, para esta plantilla que a veces pienso si necesita verse al límite para reaccionar y ofrecer su mejor versión.
Soriano, es uno más entre los jugadores y no se si eso es bueno a día de hoy. Siempre he tenido claro que el que manda debe mantener una distancia con el que obedece.
Quiere ser un poco Zidane en el Almería, pero igual con esta plantilla que la pasada temporada vivió 42 jornadas de “tela marinera” no le llega.
Yo creo en un entrenador que mire a la cara al profesional. Ni sargento, ni cura. Ni duro, ni blando. Marcando las distancias para que lo tenga claro todo el mundo. Y que gane partidos que es lo más importante.
Igual aún no ha llegado ese momento, pero tendrá que llegar porque el Almería necesita ser un equipo comprometido sin límite para no repetir los errores del pasado.
Dijo Soriano que lo suyo iba a ser el día a día. Ni el partido a partido. Vale, me lo quedo. Pero las palabras se las lleva el viento. O como decimos en Almería “la cabra tira al monte” y no podemos volver a caer en la tentación. Más líbranos del mal. Amén. Dice el Padrenuestro.
Yo compro: miso. Pero como el cariño verdadero... ni se compra ni se vende.
Hay que fomentar el Almería que le ganó al Rayo para que borre su propio pasado.
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