Jairo Ruiz tiene una bella historia que contar. Una vida de superación y sacrificio que ha ido tapando con sus éxitos deportivos. Sus trofeos y sus medallas esconden las miles de horas de trabajo para tratar de ser el mejor. Jairo es la viva imagen de la superación y del sacrificio. Un niño bueno que tiene locos de contentos a unos padres que le adoran. En el barrio de Los Ángeles todos conocemos a Jairo como el hijo de Paco Ruiz, el peluquero. Un vecino ejemplar que creció como su hijo jugando en las barandillas de los pisos de Terriza.
Papá era ciclista
Los abuelos de Jairo llegaron a los pisos de Terriza desde la provincia y compraron una casa en la Torre 3. Allí crecían Paco Ruiz y sus hermanos. Paco tenía vocación ciclista antes de emigrar a Barcelona y daba sus primeras pedaladas en el ‘alto de La Molineta’. Los días de emigrante en la Ciudad Condal le llevaron a aprender la profesión de peluquero de las manos del mismísimo Llongueras, y vuelta al barrio para abrir negocio y formar una familia. Jairo, es el segundo de la casa y desde pequeño apostó por el deporte imitando a papá en las salidas dominicales con los amigos.
La primera bicicleta se la hizo su padre y con ella jugaba sin salir de las barandillas hasta que un día el barrio se le quedó pequeño y Jairo voló a por empresas mayores. Ayudaba en la peluquería a papá y a mamá y en los ratos libres el deporte lo llenaba todo. Cuando compraron la casa de Villa María, Jairo, vio ampliado su universo al contar con un garaje donde guardar sus bicicletas. Ya era un adolescente y sus retos iban en aumento hasta que se apuntó al duro deporte del triatlón y hasta el día de hoy no ha parado. Forma parte del equipo nacional y vive en Madrid donde comparte sus estudios con el deporte.
Ellos han ganado
No hubo premio logrado por Jairo Ruiz que no fuera celebrado y compartido en la peluquería de Paco y Matilde. Allí se ha vivido toda la grandeza del deportista y han nacido los sueños de sus padres por ir a Brasil y “que tenga una miaja de suerte y se lleve una medalla”, dice Paco Ruiz, un padre orgulloso de ver como “Jairo es un buen zagal que todo lo que tiene se lo ha ganado a pulso. Nosotros vamos a Brasil con el corazón en la mano esperando verlo en lo más alto”.
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