El fútbol da muchas vueltas y volvemos a lo mismo. A lo de siempre. A ganar los partidos de casa y arañar fuera todo lo que se pueda. Una regla de oro que explotan los más humildes de la Liga.
Viendo el nivel de las plantilla de Segunda este curso, y con el aumento del dinero que pagan las televisiones, se ha igualado tanto la categoría que todos han sumado en las cuatro jornadas celebradas.
El Almería tiene un tesoro con su incondicional afición y lo tiene que saber explotar. Unos seguidores cariñosos y entregados que llevan tres temporadas sufriendo con su equipo. Esos que vieron un 3 a 0 ante el Rayo se han tragado unas cuantas Ligas para olvidar.
Hay que tratar de hacer del Mediterráneo un campo donde haya fiesta cada 15 días. Que el aficionado vaya confiado por la entrega de su equipo y que los jugadores tengan claro que no están solos.
Hay campos como Anduva, Nuevo Tartiere, Santo Domingo o Vallecas donde si sumas un punto sales como una pandereta. Y otros como el de Almería donde arañar puntos suele ser algo habitual.
Esto tiene que cambiar de una vez. No podemos seguir dando puntos a los contrarios. Soriano sabe como nadie que en casa está la tranquilidad. La alegría. Ese disfrutar del fútbol que pide Corona es lo que vivimos ante el Rayo Vallecano.
No podemos seguir abasteciendo de puntos a los contrarios. Aquí no se deben encontrar cómodos los rivales. Hay que aprender y corregir. El Rayo no debe de ser el último en caer en Almería..
Nada de llamarle fortín. Se trata de sumar a base de ganarse el respeto de los contrarios y llenar de alegría a una afición que ha demostrado que quiere ser de la Liga Profesional.
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