¿Cómo va la temporada?
Distinta, parecida a la primera de Almería o como en Vigo. Después de aquellos momentos llegaron otros mejores y a eso te agarras. A esperar tu oportunidad.
¿Se ve jugando algún partido?
Sí. Es lo que me motiva: saber que en cualquier momento puedes entrar. Puede haber lesiones, expulsiones, decisiones técnicas… Lo que no perdonaría es no estar preparado. Juan Carlos está rindiendo muy bien, pero me veo ayudando.
¿Cómo ve al equipo?
Como a otros muchos: todos queremos más regularidad. Estamos a un nivel similar a otros doce equipos, con el playoff como objetivo. Quien más paciencia tenga y mejor sepa interpretar la situación triunfará al final.
¿Cómo se mantiene la ilusión para seguir jugando con 41 años?
¡Haciendo algo que te gusta! Empecé en el fútbol sin que nadie me obligara, gratis. No lo veo como una obligación.
Hay futbolistas a los que no les gusta jugar...
Es verdad, pero seguro que no llegan a los 41 años jugando. Yo he conocido a alguno, ¿eh? He tenido compañeros que estaban en esto porque era su medio de vida, te lo dicen así.
¿Y hasta cuándo?
Pues no lo sé. Eso te lo marca el cuerpo y la ilusión que tengas. El otro día escuchaba la historia de Domínguez, que con 27 años se ve obligado a dejarlo por lesiones, y te mueres de pena. Yo no me planteo la retirada, soy un privilegiado.
¿Su mujer no le dice que ya está bien?
Qué va. Lleva conmigo desde los 16 años. Ahora disfrutamos los dos. Hemos hecho un equipo fuerte con los hijos.
¿Cómo ha cambiado el fútbol en estos veinte años?
Muchísimo. Recuerdo entrenar con el primer equipo y después con el filial. Y, entre medias, echar una siesta en el coche. Ahora hay chicos que dan entrevistas antes de debutar. Si lo gestionas bien no pasa nada, el problema es que te creas futbolista antes de tiempo. Lo importante en el fútbol es 105x68.
Un entrenador que le haya marcado…
Luis y Alcaraz. Luis era único. Sabía de fútbol un montón, pero además tenía mucha experiencia fuera. Me ayudó mucho. Me decía: cuidado con el dinero, con los amigos, con las compras… Siempre comentaba que el contrato más importante era el de la rubia. Se refería a la mujer. Usaba el palo y la zanahoria: Si necesitabas cariño te lo daba, pero también exigía. Me marcó.
¿Y su mayor alegría?
El ascenso con el Oviedo a Segunda, en el Carranza.
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