Cuando los argentinos pasaron de largo sin hacer un triste asado ‘GRUPAL’ es que algo pasa allí dentro que todos sabemos y ellos guardan como la flor de su secreto. Que lo arregle Fran de una vez.
Tengo claro que hay jugadores que no se hablan. Grupos definidos y cada uno a lo suyo como buenos profesionales. Soriano es más de cortar platos de jamón que de encender la parrilla y así, unos por otros, ni un asado que echarse a la boca. Se ha marchado sin invitarlos a comer. Con el bolsillo lleno.
No deja de ser curioso que la última vez que se hizo piña fue con Sergi fue cuando invitó a desayunar a la prensa. Si hubo otra sería tan íntima que ni me acuerdo. No me enterado.
No recuerdo a Joan Carrillo invitando a comer a la plantilla. Me consta que Miguel Rivera ni lo hizo con el filial ni con los mayores y a Pipo Gorosito no se le pasó por la cabeza viendo que no se hablaban algunos ni entrenando.
Uno elige a sus amigos. Ser buenos compañeros no tiene que llegar hasta la mesa pero es que a veces en una comida se puede arreglar lo que se rompe en un entrenamiento y en un partido.
“El vestuario está unido”, dicen los profesionales del Almería. Menuda tranquilidad. Menos mal.
Soriano no es de contar chistes. Es serio como Paco Flores, hombre de buen comer, que tampoco hacía asados ni invitaba a comer a la plantilla.
Tardaremos en olvidar los tres años que llevamos con el Almería. Tanta unión en el vestuario daña la vista.
Soriano se ha ahorrado una pasta en invitaciones a esta plantilla tan unida.
Ni el mismísimo Gorri con Juan Segura han sido capaces de llevarlos a La Salada.
Igual Fran Fernández siendo de El Zapillo es capaz de sentarlos a la mesa. Aunque sea para merendar.
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